Las bacterias matarán a una persona cada tres segundos

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Lo ocurrido en EE.UU podría ser habitual si no se actúa ante esta nueva amenaza

09 oct 2019 . Actualizado a las 19:54 h.

Si nada lo remedia, una persona morirá cada tres segundos en el mundo en el 2050 a causa de bacterias resistentes a los antibióticos. Muchas infecciones hoy fácilmente tratables con medicamentos dejarán de serlo. Es el sombrío panorama que hace unos meses reflejó un informe encargado por el Gobierno británico a un grupo de científicos, que apuntaba a una mortalidad de diez millones de personas al año. ¿Una previsión exagerada o alarmista? No es muy distinta a la que desde hace años vienen ofreciendo instituciones sanitarias como el CDC estadounidense o la propia OMS, que hace ya tiempo han empezado a ver las orejas al lobo. Solo que esta vez la amenaza empieza a tomar cuerpo. Lo hizo hace unos días con la paciente estadounidense que acabó muriendo porque estaba infectada por la superbacteria Klebsiella pneumoniae, que resistió a todos los antibióticos que le suministraron, incluidos los de último recurso.

¿Fue un caso aislado y extremo o un avance de lo que llegará? «La gente no se está tomando en serio el problema, que es mucho más grave de lo que parece. Cada vez serán más numerosos los casos de resistencias y más extendidos», responde la química de la USC Concepción González Bello, que trabaja en el desarrollo de nuevos antibióticos. «A día de hoy -advierte- hay muchos casos en los hospitales en que la gente no se muere por la enfermedad que tiene, sino por infecciones que no se pueden tratar con antibióticos eficaces. Y esto está ocurriendo en los países avanzados». Actualmente mueren 25.000 europeos al año y 23.000 estadounidenses por este motivo.

Germán Bou, jefe de microbiología en el Chuac de A Coruña, tampoco es optimista, a menos que la comunidad mundial dé un giro a la situación mediante la alianza de científicos e instituciones sanitarias para buscar nuevas alternativas al problema. «Claro que puede volver a pasar lo que ha ocurrido en Estados Unidos -advierte-, y sucederá cada vez con más frecuencia. Y si no se actúa llegará un día en que nuestros hijos no tendrán medicamentos para curar sus infecciones». Es la era postantibiótica que vaticinó Tom Frieden, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). «Este es el final del camino para los antibióticos, a no ser que actuemos rápidamente», dijo.

Pero ocurre que cuanto más se abuse de estos fármacos, las bacterias mutarán para defenderse de los ataques hasta convertirse en invulnerables. Los microbios son, al fin y al cabo, organismos vivos que también luchan por sobrevivir. Y sucede también que poner un nuevo antibiótico en el mercado requiere una enorme inversión que las farmacéuticas apenas pueden rentabilizar, ya que en diez años o menos es posible que ya no sean efectivos. Es un negocio que no les motiva. Pfizer pondrá ahora uno en el mercado, la Ceftazidime-avibactam, pero es una excepción. «Ya antes de salir al mercado hay estudios que indican que se están generando resistencias», explica Germán Bou. 

Las vacunas, el futuro

¿Qué se puede hacer entonces? Además del paso obligado de evitar el abuso de los antibióticos, «la clave está en fomentar la investigación en este ámbito e invertir en él», destaca González Bello. Desde este campo ya se apuntan como nuevas estrategias las vacunas para prevenir las infecciones, en lo que trabaja el equipo de Germán Bou, y en buscar nuevas estrategias para atacar las superbacterias.

«Aún podemos reaccionar»

«Si no modificamos las pautas actuales de uso de los antibióticos, incluidos los utilizados en el ganado y la agricultura, en el 2050 no tendremos ninguno que nos sea útil para tratar las infecciones», advierte el pediatra del CHUS Federico Martinón-Torres, especialista en antibióticos. Entiende, sin embargo, que todavía tenemos «capacidad de reaccionar», lo que pasará por fomentar la investigación para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para atacar las bacterias y por un uso racional de estos medicamentos. De lo contrario, una simple infección en las muelas será mortal.