Niñas con pene y niños con vulva (A veces sucede... II Parte)

Ana Fernández Alonso

ACTUALIDAD

Estos menores necesitan su etiqueta y que la sociedad les vea del sexo que son y no del que equivocadamente se dijo que eran

14 may 2017 . Actualizado a las 19:14 h.

Resulta que hay niñas que tienen pene. Y también hay niños que tienen vulva. No es lo más habitual, pero a veces sucede. De verdad, entiéndanlo. Simplemente es un hecho de diversidad.

Como tampoco es habitual que una mujer mida casi dos metros, pero ahí tenemos a algunas jugadoras de baloncesto. Como tampoco es lo más habitual que un hombre posea una voz aguda, pero ahí tenemos a algunos cantantes que así lo demuestran. Y lo mismo podemos decir del vello abundante y lo mismo de los pectorales y de tantos otros caracteres que sabemos que se dan con más frecuencia en un sexo, pero que perfectamente pueden estar presentes en el otro. Y si esto no nos supone ningún esfuerzo de comprensión ¿Por qué nos cuesta tanto entender que los genitales, sean pene o vulva, no determinan la identidad?

Imagine que vuelve del hospital con su bebé recién nacido. El médico ha mirado entre sus piernas y si había algo parecido a un pene ha dicho niño y si no lo había, ha dicho niña. Y usted lo va criando, vistiendo, comprando juguetes, nombrando en función del sexo que le han asignado. No solo usted, también toda su familia, sus vecinos, sus profes, sus amiguitos y amiguitas del cole... Pero un día lo que usted creía que era un niño, empieza a hablar y le corrige. Y lo que usted creía que era un niño, dice que es una niña y que quiere su vestido de princesa; O bien lo que usted creía que era una niña, pregunta que «a mi cuando me va a salir un pene como el de mi hermano». Como usted es una persona moderna y de mente abierta, no se va a preocupar, entiende que no hay juguetes de niños ni de niñas, y que lo del pene puede ser una confusión propia de la edad...

Y es cierto, muchas veces niños y niñas tienen preferencia por juguetes, vestidos, calzado y actividades que la sociedad estereotipa como del otro sexo. Y afortunadamente, muchos padres y madres ya lo van haciendo muy bien dejando a sus peques con sus preferencias, dejando que el nene vaya a la función del colegio con el vestido de princesa y que la nena se pida a los reyes un coche teledirigido. En este caso no se trata de una cuestión de identidad (soy niño o soy niña), simplemente es que hay muchos niños a los que les gustan las diademas, las princesas y los vestidos y muchas niñas a las que les gustan los coches teledirigidos, los balones y los deportes tradicionalmente etiquetados como masculinos. Estos niños no nos están diciendo que nos hemos equivocado, no están diciendo que no soy niño o que no soy niña, simplemente nos están manifestando sus preferencias.

Pero a veces, le dices al que te han dicho que es tu niño que está muy guapo y te contesta «muy guapa». O encuentras a la que te han dicho que es tu niña cortándose el pelo, porque «la melena es de nenas y yo soy un chico». Y esto es diferente. Porque esto no suele ser un juego, ni una broma. Porque es posible que nos estén diciendo, a su manera, que alguien se ha equivocado con él, con ella. Y entonces, toca pedir consejo a los expertos. Porque lo del sexo mal asignado al nacer, no es algo frecuente, pero a veces sucede.

Quería hacer algunas puntualizaciones al respecto, aprovechando que justo acabo de regresar de unas Jornadas Sexológicas sobre Transexualidad Infantil, donde mi compañero Iván Rotella y yo pudimos asistir al testimonio de varias familias de niñas con pene y niños con vulva (eso es lo que son los menores en situación de transexualidad y no otra cosa). Familias que dicho sea de paso, ahora son felices, pues después del desconcierto y el peregrinaje buscando respuestas, por fin han podido ayudar a sus niños y niñas, acompañándoles para que sean realmente quienes son y no quien la sociedad creía que eran. Familias que se han organizado, se han rodeado de los mejores profesionales y han podido caminar juntos en este tránsito que conlleva una situación de transexualidad.

Quizá para entendernos es mejor hablar de hombres y mujeres, chicos y chicas, niños y niñas, en situación de transexualidad. Y que me perdonen en esta ocasión quienes cuestionan el binarismo, quienes apelan al «genero neutro» y quienes utilizan para escribir una X o una @. Todo ello me parece muy bien como posicionamiento político y como ejercicio intelectual, incluso en la mayoría de los casos podría compartir dichos planteamientos. Pero la realidad de las niñas con pene y los niños con vulva, nos dice otra cosa. Estos niños y estas niñas necesitan su etiqueta, que la sociedad, su familia, su colegio les vea del sexo que son y no del que equivocadamente se dijo que eran. Después cuando esto esté resuelto, ya lucharán contra los estereotipos, y se organizarán en algún colectivo o no, eso va a depender de cada persona, de cada realidad concreta. Pero en este momento, estos niños no se van a reivindicar como «trans», sino como esa niña (aunque tenga pene) o como ese niño (aunque tenga vulva) que la sociedad no es capaz de ver.

Esta semana hemos asistido en Asturias a la llegada fallida de ese autobús naranja que va sembrando la confusión, el malestar y el desconcierto, cuando no el odio. Y desde la barrera de la Sexología, asistimos con estupor a la oleada de desinformaciones bienintencionadas (suponemos) al respecto. En los diferentes medios de comunicación que recogen la noticia, encontramos expresiones como «una orientación distinta», «movimiento gay», «acoso a las personas lgtb»… Mientras los promotores de dicho autobús enarbolan lemas como «dejad a los niños en paz»,«libertad de educación» y «adoctrinamiento sexual», algunos colectivos piden que se les deje hablar, para así poder dar «nuestros argumentos».

Y no se trata de una cuestión de orientación, esto no va de ser gay o lesbiana, ni de un ejercicio de libertades, ni de elegir entre opciones, ni de dar argumentos para convencer a unos y a otros.

Esto sólo es una historia de niños y niñas a los que una etiqueta equivocada hizo invisibles, que solo quieren que la gente les vea como realmente son. Tengan lo que tengan entre las piernas. Porque la identidad está en la cabeza, no en los genitales. Y los sexólogos y las sexólogas cada vez lo estamos viendo más claro...

Atención Sexológica Astursex