Tirar, tirar y tirar, la receta del Sporting para volver a ganar

SPORTING 1905

Viguera
Viguera Miguel Suárez

Columna de opinión

31 oct 2016 . Actualizado a las 11:37 h.

Los rojiblancos siguen teniendo una cuenta pendiente con el gol, pero más si cabe con el disparo, una acción que durante la presente temporada no se está ejecutando, pese a jugar varios encuentros con dos delanteros natos, ya sean Carlos Castro y Duje Cop, o Borja Viguera con el croata.

La escasez de centros y asistencias influye, pero también a nivel psicológico la racha negativa sin victorias puede tener mucho que ver con ese pequeño miedo a jugarse el balón, provocando que siempre se busque un pase de más o un movimiento extra para encontrar la mejor posición de disparo, como si de baloncesto se tratase. Precisamente, no acabar las jugadas puede resultar irónicamente muy dañino a nivel defensivo, puesto que supone una perdida de balón con el equipo volcado en campo rival, tal como ocurrió ayer en el gol de Luciano Vietto; tampoco debemos olvidar que un mal disparo puede provocar un córner, un gol por contactar con algún jugador de forma inesperada en su camino a la portería, o dar una gran asistencia a modo de rechace. Lo que resulta evidente es que si no se ataca con agresividad, será imposible anotar, por muy bien que se haga el resto. Puede dar fe de ello la selección española, con encuentros de posesiones infinitas en las que el rival disparó las mismas veces que ellos y en situaciones más francas de gol.

De modo que como aficionado al Real Sporting de Gijón, les pido a los jugadores que se suelten sobre el terreno de juego y no tengan miedo al fallo. Ayer, horas después del encuentro rojiblanco, se pudo ver a hombres del Real Madrid o el Fútbol Club Barcelona jugándose ocasiones claras que acabaron con el cuero en la zona media de la tribuna, pero en ningún momento se ruborizaron por intentarlo tan francamente mal, a la siguiente oportunidad volvieron a buscarlo sin ningún tipo de duda o remordimiento. Mismamente, Cristiano Ronaldo anotó un gol imparable con la colaboración del pie de un rival, que en su afán por frenarlo realizó una compleja parábola difícil de adivinar.

Cuantas más veces se dispare, más cerca se estará de los goles. Ayer el Sevilla disparó 20 veces por 9 de los rojiblancos, habrían sido 10 si, entre otras cosas, Borja Viguera no intenta regatear a Sergio Rico a un metro de la portería.