La triste sotana rojiblanca

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Fueyo
Fueyo Real Sporting

Artículo de opinión

11 feb 2017 . Actualizado a las 20:58 h.

Cuando en una entidad todo se hace mal es muy difícil cambiar ese rumbo. De hecho si las dinámicas son negativas hasta lo que algunos consideran pequeños detalles acaba generando ruido y polémica. La última ha sido la del padre Fueyo. El cura más carismático del Sporting no tiene entrada en el vestuario antes de los partidos. Ni él, ni varios auxiliares, ni los médicos, ni tan siquiera el delegado. Sin embargo la figura de Fueyo va más allá.

Durante estos días he leído todo tipo de comentarios sobre un buen hombre. Más allá de que a la gente le guste mezclar la creencia religiosa con el fútbol y la política, Fueyo es una persona indiscutible dentro del Sporting. Casi dos décadas lo avalan. Sus viajes a Covadonga, sus rezos o sus relaciones con futbolistas y entrenadores son parte de la historia de la entidad rojiblanca. Entre otras lindezas se ha dicho que se le acabó el chollo o que ahora ya no va ir de papu al fútbol. El páter no cobra ni mete goles pero la ignorancia normalmente suele ser bastante atrevida. El cura más rojiblanco es presidente de una peña, la Peña Sportinguista La Gaita y paga dos abonos. Nadie se los ha regalado. Sin embargo, ha decidido guardar silencio a partir de ahora. Le duelen algunas opiniones que ha tenido que leer en redes sociales. Un cura que antes del Sporting tuvo vida, entre otros lugares en Burundi donde fue misionero, y que ha compatibilizado el devenir rojiblanco con las parroquias donde atiende a sus feligreses. A ello suma que se ve desbordado por el eco mediático. La salida del vestuario ha provocado llamadas incluso de América y lo que menos quiere el páter es causar problemas al Sporting.

La polémica decisión de Rubi ha dejado al descubierto un hecho que no debe ser novedad. El técnico catalán aseguró que la decisión era general, es decir, el club ha sido partícipe de la misma. Javier Fernández poco amigo de dar la cara no ha dicho ni una sola palabra. Quizá no sabe nada o quizá prefiere apelar a la máxima de profesionalizar los departamentos. ¿Y quién se encarga de fiscalizar las relaciones con Dios? Tampoco ningún miembro del consejo ha abierto la boca. Debe ser más fácil guardar silencio y esperar a que pase la marea. Fernández vuelve a cometer el mismo error que en la época más reciente de José Ramón Sandoval, donde le otorgo plenos poderes y aquello acabó en un auténtico fiasco. Rubi de momento se ha preocupado más de lo externo que lo interno. Cambio de banquillo, salida del cura… Las dinámicas se modifican con planteamientos tácticos y sobre el verde. El riesgo de dar potestad al entrenador reside en las conclusiones. Si el equipo baja, Rubi se va. Entonces ¿vuelve el banquillo a la izquierda y el páter al vestuario?

Curiosamente en la calle se confunde una noticia de calado por el cariño que le guarda la gente con el intento de tapar la mala gestión de la familia Fernández. Nada tiene que ver una cosa con la otra. De hecho en la salida del páter también esta intrínseca la aprobación del máximo accionista. Las decisiones que se van tomando en el Sporting sólo logran alejar cada vez más a un club que era cercano y familiar. Esos dos conceptos los ha perdido por completos desde hace años. Una vez más con una persona que lleva casi 20 años ligada a la entidad ha fallado lo de siempre, las formas.

En Change.org se ha abierto una recogida de firmas para que el padre Fueyo vuelva al vestuario. En apenas unas horas ha llegado a las 1.500. Rezar antes de los encuentros no molestaba a los jugadores. O al menos nadie se ha quejado en los últimos años. Incluso otras religiones no lo rechazaban como pueden ser la de Rachid o Afif. El cariño con el que el páter los trata debe importar algo. Dice que seguirá manteniendo la relación con los futbolistas pero en este club hay algo que la propiedad no aprende aunque pasen los años: la manera de exponer las cosas, la forma de decirlas, en definitiva la comunicación con las personas. La sotana de Fernando Fueyo seguirá siendo rojiblanca, eso nadie se lo puede quitar, pero ahora desde la grada. Desde su asiento de abonado. Es una época triste, no porque me considere un devoto, sino porque al catastrófico planteamiento en lo deportivo se suman acciones como esta. En este club no se aprende. Ni tan siquiera después de 23 años.