La plantilla, el cuerpo técnico y la afición están fascinados con el jugador vasco
23 feb 2017 . Actualizado a las 14:27 h.Mikel Vesga, (Vitoria, 1993), es un hombre tranquilo. Un futbolista introvertido, educado y amable con un gusto por el buen fútbol muy particular. Con calma, y con confianza, empieza a hacerse un nombre de peso dentro del equipo. Vesga está fascinando en silencio. Sin hacer ruido. Desde su llegada ha encandilado al vestuario por su sencillez y carácter apacible. Con balón es otra cosa: Mikel tiene descaro, criterio y un gran sentido de los tempos de juego.
Los que le conocen aseguran «no estar sorprendidos» por su nivel. Tal es la expectativa que genera en Bilbao que el propio Valverde decidió quedarse con él en verano, a pesar del descenso del filial a Segunda B. Mikel empezó haciendo la pretemporada con el primer equipo, aunque tanto el jugador como su entorno entendían que era un pasaje temporal para salir cedido, y terminó convenciendo al cuerpo técnico de merecer ficha profesional compitiendo por un puesto con jugadores de un nivel muy alto como Beñat, Iturraspe o Mikel San José.
Mikel empezó la temporada con un rol importante pero poco a poco acabó por perder el sitio. Desde su llegada a Gijón, Vesga, ha sido un fijo como mediocentro defensivo y está demostrando tener un futuro, y un presente, de mucho nivel en el fútbol español. Además, su capacidad para entender el juego de posición, ( siempre bien ajustado como pivote organizador), está permitiendo recuperar la mejor versión de Sergio Álvarez como interior de largo recorrido.