La Voz de Asturias

«Lo que imposibilitó que hubiera Gobierno fue la intransigencia de Pablo Iglesias»

Asturias

Pablo Batalla Cueto Número 2 de la lista asturiana del PSOE
Antonio Trevín

Antonio Trevín, número 2 de la lista del PSOE asturiano para el 26-J, desgrana las propuestas de su partido y valora las recientes encuestas.

12 Jun 2016. Actualizado a las 17:22 h.

El número 2 de la lista del PSOE asturiano para las próximas elecciones fue alcalde de Llanes, presidente del Principado entre 1993 y 1995 y delegado del Gobierno en la última etapa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde 2011 es diputado. En 2012, en el fragor de las huelgas mineras de aquel año, fue muy comentada su imagen sosteniendo un candil en la tribuna del Congreso. Hoy cree, como Zapatero, que el PSOE es el partido que más se parece a España, y eso le hace confiar en una victoria electoral que a tenor de las encuestas parece quimérica. En esta entrevista desgrana las propuestas de su partido para Asturias.

-Es diputado desde 2011. ¿Cuánto y cómo ha cambiado el Congreso de los Diputados en este lustro?

-Hay dos cambios positivos. Uno es que la sociedad española ha estado más presente en el Congreso en esta segunda legislatura mía que en la primera. En la legislatura 2011-2015 hubo sectores importantes de la sociedad española que no se sintieron representados, y eso me preocupa como demócrata. En la última legislatura, independientemente de ser una legislatura fallida, esos sectores sí se han sentido representados. La segunda cuestión positiva de esta última legislatura es que se ha demostrado que en España son posibles los acuerdos transversales y por tanto un Gobierno de apoyos transversales. El setenta70% de las proposiciones no de ley y de los acuerdos tomados por el Congreso fueron tomados por más de dos fuerzas políticas, y más del sesenta 60% de ellas lo han sido con los votos de Ciudadanos, Podemos, Izquierda Unida y el PSOE: ahí están las actas para corroborarlo. En el análisis de las necesidades que tiene España y de los cambios y reformas que hay que abordar, hay mucho más acuerdo entre las diferentes fuerzas de lo que parece. El problema es que en esta España electoral en la que vivimos todo se exacerba y se tensiona y esa unanimidad posible se desdibuja. Eso me preocupa. Me preocupa la polarización y el radicalismo que hay en ciertos sectores de la sociedad española. Creo que es algo que debemos corregir rápidamente, porque el peor favor que podemos hacerle a nuestro país es que sean la visceralidad y los radicalismos lo que defina la situación política.

-En 2012 fue muy comentada su imagen sosteniendo un candil minero en la tribuna del Congreso. ¿Qué propone, qué reclama, el PSOE en lo que respecta a la minería del carbón y su futuro?

-Para abordar el futuro de la minería del carbón es necesario un acuerdo de los territorios y las organizaciones políticas, sociales y patronales con la lógica excepción del Partido Popular, que en 2012 puso en marcha una estrategia clara, encabezada por el ministro Soria con la aquiescencia de Rajoy, para cerrar la minería subterránea de carbón en España en 2014. Nuestra postura es ésa: hacer una plataforma que trabaje para que en 2018 siga habiendo minería del carbón subterránea en Asturias. Zapatero lo consiguió: en 2010 conseguimos llegar hasta 2014, y ahora es posible conseguir una nueva prórroga trabajando con países como Alemania, que tiene peso en la Unión. Pero será posible si no sigue Rajoy, cuyo Gobierno está en encerrarse y nada más. Y parece que será posible a pesar de Podemos y de Izquierda Unida, una organización esta última que siempre fue punta de lanza en la defensa de la minería del carbón y de las comarcas mineras y que sin embargo ahora se descuelga del pacto por el carbón, algo que nos sorprende mucho porque además Izquierda Unida siempre había participado en las diferentes plataformas, muchas de ellas propuestas por ella misma. Todavía hace pocos meses nos propusieron hacer una cosa parecida. No entendemos este cambio repentino.

-Usted es maestro de profesión y fue, años ha, ponente de la LOGSE. ¿Qué propone el PSOE a los españoles en materia de educación?

-Sobre todo, un pacto educativo que tiene que partir de derogar inmediatamente la ley actual, porque es una ley de parte aprobada por en exclusiva por el PP, que se sirvió de su mayoría absoluta para desoír todas las propuestas del resto de grupos parlamentarios, y una ley contra la comunidad educativa: las asociaciones de padres, la mayoría de profesores, incluso los de la concertada, etcétera, están en contra de esta ley, de manera que lo primero que hay que hacer es derogarla como paso previo a plantear una nueva que sí cuente con el acuerdo de todos. Es posible hacerla: Gabilondo, siendo ministro, la tenía prácticamente ultimada y sólo el día de la firma prevista se descolgó el PP.

-Una cuestión clave para Asturias es la de las grandes infraestructuras.

-Sí. Nosotros queremos que haya un acuerdo amplio para su terminación. Por parte del PP hay tal desprecio en lo que respecta a esta cuestión que se niegan a decirnos cuándo tienen pensado acabar la Variante de Pajares, aunque sea tuerta, ni el tramo León-La Robla. Pasa lo mismo con la Autovía del Suroccidente, con los ferrocarriles centrales de Asturias, con los accesos a los puertos y a la ZALIA como gran elemento de apoyo a la industria. Hay que abordar esta cuestión ya y hay que hacerlo con un acuerdo amplio entre las fuerzas políticas asturianas.

-¿Qué otros grandes retos de Asturias se propone abordar el PSOE?

-Lo primero, los niveles de inversión adecuados para recuperar los maestros, los médicos y los policías perdidos en estos años. Lo segundo, un acuerdo en materia energética. La minería del carbón es una parte de este reto concreto; otra es conseguir una regulación energética estable a medio y largo plazo y que determine los precios de la energía, porque en Asturias es donde las empresas grandes consumidoras de energía tienen más peso: fíjese que si el peso de estas empresas en España es 100, a Asturias le corresponde un 70 cuando somos el 2,2% de la población. Hasta el año 2012 hubo un precio especial de energía para los grandes consumidores; ahora el sistema es un desastre, y para nosotros esta cuestión es vital, porque significa mantener industria y capacidad de crecimiento y por lo tanto crear empleo, que es el gran objetivo.

-Asturias también es la comunidad más envejecida de España. ¿Qué propone el PSOE en materia de pensiones?

-Efectivamente, somos la comunidad autónoma donde tiene mayor peso el número de pensionistas. La reforma del Partido Popular ha puesto el sistema de pensiones tal y como lo conocemos en serio peligro. La hucha de las pensiones da para dos años más y ahora mismo, tener una pensión digna de la que poder vivir dentro de treinta o cuarenta años es una utopía, y eso no puede ser. Hay que cambiar el sistema. Tenemos que decirle a la gente claramente cómo vamos a financiar las cantidades que se necesitan para que los pensionistas sigan cobrando lo que cobran ahora. Ya estamos en un déficit -es decir, en una diferencia entre los que cotizan y los que perciben una pensión- de quince mil millones de euros, cuando el presidente Zapatero lo dejó en cuatrocientos millones en 2011, que fue el único año que tuvo déficit: los demás tuvo superávit. El PP dice que hay más contratos, que trabaja más gente, y sin embargo el déficit no hace más que subir. Nosotros queremos volver al pacto de Toledo, es decir, a un acuerdo de las fuerzas políticas y sociales y a establecer una reforma que garantice la viabilidad de las pensiones. Si para ello hay que recurrir a la financiación con impuestos además de a las cotizaciones, nosotros plantearemos un impuesto específico con esa finalidad.

-Las últimas encuestas, tanto el CIS como las encargadas por los periódicos, auguran con unanimidad el, para el PSOE, temido sorpasso de Unidos Podemos, aunque es cierto que las encuestas suelen fallar. ¿Cómo las interpreta usted?

-Son datos que están ahí y que no se deben obviar, pero las encuestas sólo son fiables cuando estamos en situación de estabilidad sociológica y hay series largas de diez, quince, veinte años para establecer comparaciones. No siendo así, las encuestas hay que mirarlas con una cierta relatividad. La propia encuesta del CIS falló estrepitosamente en las elecciones del pasado diciembre, y la única encuesta que vale es la definitiva, que es la del día 26 de junio. Por otra parte, el CIS también dice que la tercera parte de los ciudadanos que van a votar no ha decidido todavía su voto. Si tenemos en cuenta que las diferencias entre los tres primeros partidos están en los cinco o seis puntos, ese volumen de indecisos va a ser quien decida el ganador en las próximas elecciones, y el PSOE está en primer lugar en voto directo y en preferencia de Gobierno. Hay contradicciones entre lo que los sociólogos dicen que va a pasar y lo que la gente dice que va a pasar de forma directa. Por eso nosotros sólo estamos preocupados de hacer una buena campaña y trasladar a los ciudadanos propuestas concretas para los principales problemas que tiene este país, que son a mi juicio los más importantes desde 1975. Salimos, por cierto, con la ambición de ganar las elecciones, no con la de quedar los segundos.

-Se dice que el PSOE ha perdido especialmente voto joven y urbano. ¿Lo cree así? ¿Le preocupa? ¿Qué va a hacer el PSOE para recuperar a esos sectores perdidos?

-Cada partido tiene que buscarse la confianza de la gente acercándose a sus planteamientos y su visión de la sociedad, y nosotros en ese sentido estamos tranquilos, porque tenemos una ventaja sobre los demás y es que, según todas las encuestas, somos el partido que más coincide con la visión de la sociedad, de cuál debe ser nuestro modelo público de Estado del bienestar, de fiscalidad, del ámbito territorial, etcétera, que tiene el conjunto medio de los españoles. Cuando se pide a la gente que se sitúe a sí misma en el espectro ideológico, la mayor parte de ella se sitúa en el mismo lugar en que sitúa al PSOE.

-De todas maneras, un dato incontestable es que jóvenes o no, urbanos o no, el PSOE ha perdido cinco millones de votos con respecto a los que obtenía hace diez años. ¿A qué se debe esa sangría de votos? ¿Qué autocríticas debe hacer el PSOE y qué medidas debe tomar para recuperar a los simpatizantes perdidos?

-Votos, los ha perdido el PSOE y los ha perdido el PP, seguramente por razones muy variadas: en primer lugar, que los votos que antes se repartían entre dos grupos políticos ahora se reparten entre cuatro. Hay nuevos actores políticos y eso tiene que ver con aspectos ideológicos, con aspectos de funcionamiento de la democracia, con aspectos generacionales. Cada uno debe hacer su propia reflexión interna. El PSOE la ha hecho. Yo recuerdo que en mi primera intervención en el Congreso, año 2012, que fue sobre temas de minería, le dije al ministro: «Mire, yo me he flagelado por todos los pecados que hemos cometido, pero ahora a usted le corresponde gobernar y a mí corregir mis equivocaciones y profundizar en los aciertos». En cualquier caso, yo no creo que haya que ver esa pérdida de votos como una tragedia, sino como un reto. Yo creo que la sociedad española, su forma de relacionarse con la política, está cambiando profundamente, y eso debe llevar a todos los partidos, también al PSOE, a replantearse su forma de dialogar con la sociedad, de estar en contacto con ella, de relacionarse con ella. Si hablamos de que es muy necesario reformar las instituciones y el sistema democrático, eso incluye a los partidos y su relación con la sociedad. Pero ése es un tema que hay que abordar una vez pasen las elecciones y durante mucho tiempo. Las elecciones recogen el resultado de lo trabajado durante años, no durante quince días. Si alguien piensa que las elecciones se ganan exclusivamente con lo que se haga en la campaña, realmente no sabe de qué va esto.

-Si las encuestas aciertan y las elecciones dividen la tarta parlamentaria tal y como predicen, ¿es un escenario imaginable que el PSOE invista presidente a Pablo Iglesias?

-Nosotros no nos planteamos ningún escenario imaginable. El PSOE, como toda organización política, tiene la obligación de tratar de ganar las elecciones, y a eso vamos. El resto son especulaciones y no vamos a entrar en ellas. Lo que no son especulaciones, sino algo cierto, es que hace tres meses la decisión mayoritaria de los españoles de cambiar a Rajoy se pudo traducir en un Gobierno nuevo, transversal, progresista y con Pedro Sánchez como presidente y la intransigencia de Pablo Iglesias lo impidió y nos abocó, junto con el inmovilismo peligrosísimo de Rajoy, a tener que repetir las elecciones.

-Parece claro que el Congreso, sea quien sea el ganador y ocupe quien ocupe los puestos segundo, tercero y cuarto, va a seguir siendo un Congreso fragmentado en el que se imponga el pacto. Quien gobierne lo hará merced a un acuerdo de investidura o de legislatura. En ese escenario seguro, ¿la oferta y la línea de trabajo del PSOE va a ser la misma que en la legislatura fallida recién terminada, es decir, un acuerdo con Ciudadanos y Podemos?

-El PSOE no sólo habló o intentó hablar con Ciudadanos y Podemos: hubo avances muy importantes con Compromís y con Izquierda Unida y los hubo, e incluso se plasmaron en un acuerdo, con Coalición Canaria. Podemos se sentó a negociar, pero se levantó en menos de veinticuatro horas. Los antecedentes son ésos, y yo creo que todos los españoles, acaben votando a quien acaben votando, habrá tomado nota de que en lo que tiene que ver con el entendimiento y el pacto quienes tienen que cambiar son otros, no el PSOE.

-¿Qué va a pasar, a nivel interno, en el PSOE si el sorpasso de Unidos Podemos se produce? ¿Cabe la posibilidad que acabemos el año con Susana Díaz o algún otro barón como secretario o secretaria general?

-El PSOE tiene algo que no tiene el Partido Popular, y es una cultura democrática muy madura y sobre todo unas reglas de juego que definen claramente cómo se solucionan los temas de liderazgo. Tanto en lo que respecta al liderazgo del partido como en lo que respecta al liderazgo para las instituciones está perfectamente establecido un sistema de primarias que hace que no haya problema en afrontar cualquier situación por grave que sea. De todas formas, yo no creo que la vaya a haber después de las elecciones generales. Y sea como sea, lo que a nosotros nos preocupa es lo que el partido socialista tiene que aportar a la sociedad española, no el tema orgánico, que es secundario. Yo coincido con Felipe González cuando dice que el partido socialista no es de sus militantes, sino de la sociedad española y para la sociedad española. Todos nuestros esfuerzos tienen que ir dirigidos a lo que podemos y estamos obligados a dar a la sociedad española y lo único que nos tiene que preocupar ahora es cómo solucionar los grandes problemas de esta situación que sólo es comparable a la del año 1975.

-La campaña de Unidos Podemos en Asturias se está basando en identificar a PP y PSOE como los partidos de la corrupción. ¿Cómo le sientan esas acusaciones?

-En España sólo hay un caso de corrupción estructural partidaria, que es el del Partido Popular, donde según los sumarios judiciales lleva varias décadas funcionando una estructura nada transparente de financiación. Fuera de ese único caso estructural, el resto de casos de corrupción y conductas reprobables o delictivas que han afectado a los diferentes partidos son atribuibles sólo a las personas involucradas. El primer caso de corrupción en el ámbito institucional que hubo en Asturias relacionado con un alcalde, por cierto, fue con un alcalde de Izquierda Unida. Pero yo no acuso a toda Izquierda Unida de ser un partido corrupto, igual que no creo que mi partido merezca ser calificado en esos términos por casos que sólo pueden ser atribuidos a personas concretas. En esos casos, lo que tiene que hacer y lo que hay que exigirle al partido involucrado es dar una respuesta adecuada, y aquí en Asturias nadie nos puede decir que no hemos respondido con inmediatez y con contundencia a los que nos han afectado a nosotros, a veces hasta extremos como el del alcalde de Pravia, que dejó de ser alcalde y a quien se expulsó del partido en cuanto se abrió un juicio oral contra él pero que luego fue absuelto. Por más que se haya probado su inocencia, no sólo su trayectoria política, sino su vida en general se ha visto radicalmente afectada, y eso debe hacernos reflexionar.

-¿Puede decirse con seguridad que no habrá unas terceras elecciones?

-Pedro Sánchez ha dicho que no las va a haber, y lo ha dicho porque nadie se imagina que, si hay dificultades para lograr un acuerdo, vaya a haber en el Partido Popular la irresponsabilidad de continuar con el inmovilismo demoledor de Rajoy, ni tampoco la irresponsabilidad por parte de Podemos y Pablo Iglesias de mantener la intransigencia que imposibilitó que hubiera Gobierno. Yo también creo que esas actitudes no se van a repetir, y por tanto que habrá Gobierno.

-Aquellas palabras de Pedro Sánchez se interpretaron como una puerta abierta a la firma de una Gran Coalición con Ciudadanos y el PP. ¿Es esa Gran Coalición posible?

-Entre las argucias electorales que se utilizan en campaña está siempre esa clase de chismes y falsedades destinados a erosionar a las otras organizaciones políticas en favor propio. Podemos está dando muestras de tener más de un máster en tales argucias, pero ésta se rebate fácilmente: si el PSOE hubiera querido que hubiera un Gobierno en esa línea, lo hubiera firmado con el PP hace cuatro meses. Sin embargo, el PSOE no aceptó esa línea siquiera como una posibilidad. Lo que imposibilitó que hubiera Gobierno, como saben los españoles, fue la intransigencia de Pablo Iglesias.

-Se ha comentado mucho su reciente traslado, como militante socialista, de la AMSO a la agrupación de Llanes. ¿A qué se debe esa decisión?

-A nada singular: nosotros tenemos un sistema de militancia bastante coherente, consistente en que cada persona milite en la localidad en la que tiene su residencia. Yo dejé hace poco mi residencia de Oviedo y por lo tanto estaba obligado a dejar la AMSO. Mi semana la paso casi toda en Madrid, donde estoy cuatro días; de los tres restantes paso uno o uno y medio en Gijón y dos en Llanes, y ese mayor tiempo que paso en Llanes me hizo tomar la decisión. Creo, además, que mi experiencia la pueden aprovechar mejor en Llanes que en Gijón, una agrupación con más militantes y un número más notable de responsables públicos. Las razones fueron ésas.


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