La Voz de Asturias

... y tres elementos clave para que la natalidad repunte

Asturias

E. G. Bandera
Ancianos en el parque Dorado de Sama de Langreo

El empleo, políticas públicas destinadas por ejemplo a la crianza de hijos y un uso racional del tiempo conforman la ecuación idónea para un resurgimiento demográfico

01 Dec 2016. Actualizado a las 05:00 h.

Son varios los motivos por los que el balance demográfico de Asturias es más que preocupante e incluso las estadísticas comparativas con otras regiones y países ponen de manifiesto que existen motivos más que suficientes para preocuparse. Dos ejemplos bastan. Por un lado, Asturias es el lugar del mundo con una de las tasas más bajas de natalidad (0,9 niños por mujer), junto con países como Singapur o Macao, y, por otro, es la región de la Unión Europea con menos habitantes menores de 30 años. Solo dos de cada diez asturianos tienen menos de 30 años y la tendencia sigue yendo a la baja. El sociólogo Jacobo Blanco, decano del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Asturias, cree que es muy complicado que la natalidad repunte en Asturias, pero apunta tres elementos que serían clave para conseguirlo. 

El empleo

En primer lugar, por supuesto, menciona el empleo. «Hay poco empleo y no siempre es el mejor empleo posible», indica, sin pasar por alto que la tasa de ocupación en Asturias es la más baja de España. «El empleo es de aquella manera, los jóvenes se nos marchan y por algo será», dice, considerando complicado un resurgimiento demográfico mientras las oportunidades laborales sigan siendo las actuales. 

Políticas públicas que, por ejemplo, apoyen la crianza de hijos

Blanco indica que, pese a que España gasta tanto en bienestar como en Suecia, «nos centramos más políticas de ayudas directas, de prestaciones, a las personas» pero faltan políticas novedosas que apoyen, por ejemplo, la crianza.. «O políticas de vivienda, que ahora son escasas, pero que tienen deducciones fiscales para las viviendas de propiedad pero, sin embargo, no para las de alquiler», indica. «Habría que repasar el estado de bienestar, en el que se gasta mas en salud y tercera edad pero en el que nos faltan las ayudas a la maternidad, a la crianza y a la vivienda, un problema que además explica por qué hay más niños pobres que en cualquier otro país pese a que el gasto público que se destina al bienestar es igual al de Suecia, Reino Unido o Francia». En su opinión, las políticas públicas son el elemento más importante en la ecuación idónea para propiciar un aumento de la natalidad. 

Un uso del tiempo más racional

Una tercera clave es el uso del tiempo. «Tampoco se utiliza bien, con jornadas de trabajo interminables, en las que llegas a casa a las diez de la noche y en las que no hay manera de conciliar vida laboral y familiar», dice Blanco, que incide en que en España no existe política alguna relativa a la racionalidad del tiempo. «Comemos fabulosamente de tres a cinco de la tarde, cuando en otros países terminan sus jornadas laborales. Para hacer un uso más racional del tiempo hace falta voluntad», considera, lamentando que el debate para establecer políticas y estrategias que ayuden a que repunte la natalidad en España siga pendiente. 

«No hay que idealizar lo que pasa en otros países»

«En otros países lo están abordando ahora precisamente», indica, añadiendo en cualquier caso que no debe caerse en el error de idealizar los sistemas de otros países. «En Suecia hay personas mayores que son pobres y, en España, por contra, tenemos a los jubilados más ricos de Europa, pero no tenemos ayudas a la infancia», insiste. No deben idealizarse los sistemas de otros países sencillamente porque en algunos casos están fallando, aunque las consecuencias de ciertas políticas son una ayuda para no cometer los mismos errores. Pone como ejemplo el hecho de que haya mujeres que en países como Suecia y Reino Unido «que acumulan hijos y ayudas» mientras dura la crianza: «Cuando los hijos se van de casa surge el problema del nido vacío y se ven sin recursos para sobrevivir». 

También explica que en otros países la participación privada en el estado del bienestar es mayor, «ellos tienen seguros de vejez, invierten en fondos de pensiones, en acciones… y en España invertimos en vivienda». Y el problema en algunos casos, añade, es que no todo el mundo tiene liquidez para hacer frente a los gastos del día a día cuando se jubila y surgen fenómenos como la hipoteca a la inversa, en la que se enajena la vivienda a cambio de una paga que permite incrementar la pensión. «También en casi todos los países, salvo España y Reino Unido, hay que pagar por la salud, pero las facturas se deducen en la declaración de la renta. En todo caso, no hay que idealizar lo que pasa en otros países y, si se quieren más niños, habrá que reestructurar el estado de bienestar», sostiene Blanco. 


Comentar