La Voz de Asturias

Otín se quiere quedar en Asturias

Asturias

Juann M. Arribas
Carlos López Otín

26 Apr 2019. Actualizado a las 05:00 h.

Tiene tres ofertas para abandonar la Universidad de Oviedo, según él mismo ha reconocido, pero Otín no quiere marcharse de Asturias. Así se lo ha trasladado a su entorno más cercano, preocupado por la pérdida del investigador. El catedrático de Biología Molecular, que desde su modesto despacho ha labrado una prestigiosa carrera internacional, está reflexionando sobre su futuro,  y sus pensamientos siguen ligados a Asturias, trabajando en la Universidad de Oviedo. Pese al duro mazazo que supuso la pérdida de los más de 5.000 valiosísimos ratones en el Bioterio de la Universidad de Oviedo, Otín está dispuesto a arrancar de nuevo, superar el retraso en sus trabajos y hacer oídos sordos a las propuestas, una de ellas lanzada públicamente por el presidente de Aragón, Javier Lambán.

Uno de los factores fundamentales en su decisión reside en la monumental ola de apoyos que Otín ha cosechado en Asturias. El respaldo social hacia el científico ha trascendido el ámbito universitario y se ha ido extendiendo como un reguero de pólvora. Una ola de simpatía y de empatía ante la situación anímica del bioquímico, zarandeado por una campaña de acoso sistemático y coronada por la pérdida de sus ratones, el trabajo de muchos años. Exiliado mental y físicamente en París, donde tocó fondo, Otín ha padecido un eclipse de alma, como él dice poéticamente. Una depresión con mayúsculas, que está luchando por superar, sumado a algún pensamiento de suicidio espantado a tiempo. Su terapia de choque masiva (exponer públicamente su situación a través del libro La vida en cuatro letras) y su extensión en los medios de comunicación ha acercado su figura a los hogares asturianos y ya se sabe que el que siembra, recoge.

La sinceridad descarnada, la altura de miras, la indagación autorreflexiva, el tono de lenguaje utilizado ha dejado huella en esta Asturias del siglo XXI. Es precisamente ese inmenso caudal de afecto que Otín ha percibido y recibido a borbotones, el que empuja al bioquímico (aragonés de nacimiento, asturiano de pura cepa) a seguir aquí, contribuyendo con su conocimiento al desarrollo de la ciencia en la región. Un sí por aclamación popular.

 


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