La Voz de Asturias

Los modelos climáticos sitúan a Asturias a la cola del aumento de temperaturas en el país

Asturias

F. S. /  L.N.

El estudio advierte de que el aumento de las temperaturas afecta la vida de la ciudadanía, especialmente en verano

02 Sep 2025. Actualizado a las 05:00 h.

Hace apenas 15 días que se batieron varios récords de temperaturas en Asturias, cuando se llegó a los 43 grados en Mieres y en Oviedo se superaron además los registros históricos en una jornada en la que la temperatura en la capital llegó a los 41 grados. El calentamiento global, la desertización, es un problema muy serio en la península ibérica, con un impacto enorme (por ejemplo influyendo en la escala de los incendios recientes) que, sin embargo varía en función de la geografía.

Es así que, aunque se espera que en el nuevo siglo Asturias sera cada vez más calida y menos lluviosa, también será uno de los territorios en los que ese calentamiento será menos intenso. El Observatorio de Sostenibilidad lo refleja en su informe El aumento de las temperaturas en las ciudades españolas, donde analiza la evolución desde 1893 hasta el 2020 y ofrece una proyección de lo que podría ocurrir en el futuro. 

Las previsiones de la entidad no son alentadoras respecto a la posibilidad de escapar del calor. El observatorio estima que, de cara al 2050, el incremento medio de las temperaturas en el país podría alcanzar hasta tres grados en algunas zonas. Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y varias provincias andaluzas y castellanas serán las que más sufran un fenómeno que lleva años asentándose en la península. Sin embargo, para el conjunto de Asturias, se estima un incremento de 2,1 grados.

La temperatura media en España ha mostrado «un aumento sostenido en las últimas décadas, con un notable repunte en los años más recientes». En muchas ciudades como Málaga o Zaragoza se superan los 1,5 °C respecto a la media de 1961-1990, lo que refuerza la aceleración del calentamiento y permite afirmar que existe una «clara tendencia al alza».

En puntos del país como Madrid, Barcelona o Sevilla el salto aún ha sido más acusado. Es el caso de la capital andaluza, ciudad cuya temperatura media en los noventa era de 18,6 °C; en los dos mil sufrió un aumento de 1,9 °C, situándose en 20,5 °C, y en el 2050 se estima que sea de 22°C. Detrás del repunte, el cambio climático y el efecto de las islas de calor urbanas, identificados por la corporación como los factores del incremento de las temperaturas. No obstante, es importante señalar que la evolución no es homogénea. El interior y el sur muestran anomalías más pronunciadas que la cornisa cantábrica o el noroeste por sus características geográficas, pero en ningún caso se observa una reducción de las temperaturas.

El estudio advierte de que el aumento de las temperaturas afecta la vida de la ciudadanía, especialmente en verano, cuando el calor se intensifica. Las olas de calor, cada vez más largas y frecuentes, incrementan el riesgo de incendios, sequías y problemas de salud pública.

Para paliar el problema, el Observatorio plantea diez medidas de adaptación que los municipios «deberían aplicar con urgencia». Entre las propuestas figuran incluir el riesgo climático en la planificación urbana, frenar la expansión del suelo, instalar techos solares para dar sombra y generar energía asequible, habilitar espacios públicos refrigerados para personas mayores y colectivos vulnerables o emitir alertas tempranas de olas de calor vía móvil. 

Sin embargo, a medio y largo plazo, plantea una serie de medidas que requieren más planificación y recursos:


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