La Voz de Asturias

El PSOE no tiene quien le quiera

Avilés

Noelia Rodríguez Avilés
Mariví Monteserín

Las relaciones entre gobierno y oposición en Avilés están tan deterioradas que Monteserín podría enfrentarse a su primera cuestión de confianza

05 Dec 2016. Actualizado a las 05:00 h.

Avilés cuenta desde hace año y medio con la corporación más fragmentada de su historia, con seis grupos municipales y un gobierno en clara minoría que depende de la oposición para poder sacar adelante cualquiera de sus proyectos. Al inicio de la legislatura la recién elegida alcaldesa, Mariví Monteserín, habló de la importancia que tendría el diálogo en los siguientes cuatro años, ya que del consenso dependería que Avilés fuera hacia adelante. Sin embargo el mandato no ha llegado siquiera a su ecuador, las diferencias entre gobierno y oposición son cada vez más evidentes y las relaciones entre unos y otros cada vez están más deterioradas. Diálogo parece haber poco. Lo que se da en el consistorio son enfrentamientos abiertos en diversos asuntos, el rechazo a dar el visto bueno a los reconocimientos de crédito, la petición de dimisión de la concejal de Festejos por parte de toda la oposición en bloque por el asunto de los pagos irregulares o las posturas contrapuestas en cuanto a investigar desde el ámbito municipal la concesión del agua, por mencionar alguno de los temas vividos en este año y que han hecho que gobierno y oposición cada vez se encuentren más separados, lo que puede acabar por salirle caro al PSOE, concretamente a la alcaldesa, que podría estar preparándose para su primera cuestión de confianza.

En los últimos plenos se ha visto al gobierno en solitario defendiendo su postura mientras el resto de la oposición se le ponía en contra y las intervenciones suben cada vez más de tono, muestra de la crispación existente. «Hace tiempo que renunciaron a hacer política y no quieren que la verdad les estropee la noticia», les dijo la alcaldesa el pasado miércoles, cuando se debatía la reprobación de Ana Hevia. Esa frase evidencia que las diferencias entre el PSOE y el resto de grupos difieren no sólo en el fondo, sino también en la forma de lo que se está haciendo en Avilés. Semanas atrás, en un pleno en que se aprobó la creación de una comisión mixta para investigar la concesión de la gestión del agua, que sólo fue rechazada por el PSOE, el portavoz de Somos, David Salcines, espetó «os jodéis» en referencia a que las cosas no iban a salir como pretendía el gobierno, una expresión subida de tono que nunca antes se había oído en un debate. Las relaciones del PSOE están especialmente debilitadas con la formación morada, que con sus cinco concejales, es clave para que el gobierno saque adelante sus proyectos y que, en los últimos meses, ha puesto en conocimiento de fiscalía varias actuaciones del gobierno avilesino que cuestionaba.

La guerra dentro del PP los distancia del gobierno

También lo es el PP, que tiene seis ediles, y es el grupo municipal al que el ejecutivo local ha recurrido en los últimos años para sacar adelante propuestas como el propio cambio de gestión del agua o las ordenanzas y presupuestos de varios ejercicios pasados. Se había convertido en su particular muleta, pero en los últimos meses las cosas han cambiado. Los populares -que mantienen su propia guerra dentro de la agrupación avilesina- se han distanciado del gobierno y se han acercado al resto de grupos de la oposición, lo que lo ha debilitado aún más al ejecutivo. Eso se evidencia con los reproches que en las últimas semanas les ha hecho el portavoz de los socialistas y que muestran pocas posibilidades de que con ellos puedan llegar también a algún tipo de acuerdo. En el último mes el PSOE ha tenido que tragar con convocar una comisión de investigación del agua -cuando meses atrás consiguiera que fuera informativa- y con una reprobación a su concejal de Festejos. Ahora se enfrenta a uno de los momentos más complicados del ejercicio: sacar adelante el presupuesto del próximo año, algo que, tal y como están las cosas, se presenta bastante complicado. Necesita del respaldo del PP o de Somos, aunque también podría conseguir su propósito si tuviera el apoyo de los concejales de IU, Ciudadanos y Ganemos, combinación que parece aún más improbable que cualquiera de las otras.

La intención del gobierno es llevar el presupuesto de 2017 a pleno a lo largo del mes de diciembre, aunque los plazos que quedan son cortos, puesto que primero tiene que empezar una negociación con la oposición que suele durar una o dos semanas. De antemano confía poco en que sea fructífera. «Somos conscientes de que en los años en los que los ayuntamientos tenemos la posibilidad de recurrir a la cuestión de confianza quizás los grupos muestren cierta desvinculación de esta negociación. Pero estamos pensando en defender este proyectos, que tiene razones más que de sobra para ser apoyado: mira por la ciudadanía, por la promoción económica, por el bienestar social, por la inversión... No sé qué excusa pueden poner para no apoyarlo", apuntó la concejal de Hacienda, Raquel Ruiz, durante la presentación de un presupuesto que supera los 65 millones de euros. La cuestión de confianza sería la salida que le quedaría al PSOE para aprobar las cuentas, porque de prorrogarlas -como ya se hizo con las de 2016- tendría dificultades para desarrollar partidas comprometidas e incluidas en los fondos DUSI (Desarrollo Urbano Sostenible) así como otras inversiones que rozan los ocho millones de euros. Es una fórmula a la que tuvo que recurrir la anterior alcaldesa, Pilar Varela, en dos ocasiones -las únicas en que pudo acogerse a ella- durante la anterior legislatura. Para Mariví Monteserín sería la primera vez.


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