La Voz de Asturias

«Ojalá supiera por qué se lee poco; necesitamos más maestros de curiosidad»

Cultura

Roberto Rodríguez Redacción Director de Cultura del Instituto Cervantes
El asturiano Martín López-Vega

El poeta y traductor asturiano, nuevo director de cultura del Instituto Cervantes habla de sus primeros días en el cargo y sus objetivos

31 Jul 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Nacido en Llanes hace 42 años, la exitosa carrera de este poeta que domina cinco idiomas le ha llevado hasta el Instituto Cervantes. Acaba de acceder al cargo de director de cultura de la fundación y ahora, con menos ajetreo que en los primeros días, analiza los retos que tiene por delante.

-¿Cómo se siente al acceder al cargo? ¿Se lo esperaba?

-Siento responsabilidad y ganas a partes iguales. No lo esperaba pero me gusta vivir, como dice el verso de Denise Levertov, «alerta ante lo posible».

-¿Cuáles son las prioridades que afronta?

-El Instituto Cervantes debe construir un relato coherente de la cultura en español, un relato que no se construya por inercias, sino con una voluntad clara de influir en los debates hodiernos de nuestra sociedad, recuperando algunas voces e insistiendo en otras, generando nuevas lecturas de la tradición artística y cultural en general, todo ello guiado por la voluntad de imprimir un sello de calidad basado en una mirada generosa pero no acrítica sobre la creación contemporánea.

- ¿Es una ventaja dominar cinco idiomas para estar al frente de esta área?

-Es casi imposible defender la cultura española sin conocer las otras con las cuales convive; buena parte de nuestro trabajo es tender puentes allá donde hay un centro del Instituto Cervantes. Cuanta más curiosidad tengamos, más fácil será tender esos puentes, sin duda alguna.

- ¿Cabe esperar algún plan particular para fomentar el idioma y la cultura asturiana?

-Por el asturiano hay mucho que hacer en Asturias antes de dar un paso más allá. Una literatura capaz de dar en el espacio de un mes dos libros como El paisaxe nuestru de Vanessa Gutiérrez y El llibru nuevu de Xuan Bello es una literatura de primer nivel. Es inexplicable que no haya una Institución de les Lletres Asturianes, o como quiera que se llamase, que pudiera ser un interlocutor válido del Instituto Cervantes, como lo son las instituciones equivalentes en Cataluña, Galicia o País Vasco.

- ¿Está usted de acuerdo con que se enseñe el asturiano en las aulas?

-No se me ocurre ni una sola razón para estar en contra.

- ¿Cuál es en su opinión el área cultural más abandonada antes de su llegada?

-No creo que hubiera ningún área abandonada, pero la crisis ha sido muy dura y el Instituto Cervantes ha tenido que trabajar con un presupuesto muy menguado. Nada había sido abandonado y todo se puede mejorar.

- ¿De qué modo se puede acercar la literatura a los jóvenes?

-Por contagio.

- ¿Hay margen en el Instituto Cervantes para las nuevas tendencias culturales?

-No me gusta la palabra «tendencia»; es como la moda, que es por definición lo que pasa de moda. Hay margen, muchísimo, para la innovación.

- ¿Apostará usted por las nuevas tecnologías para hacer la cultura española más accesible?

-El uso de las nuevas tecnologías en el Instituto Cervantes es ya una realidad, y la biblioteca virtual, por ejemplo, es una buena muestra de ello. Queremos hacer más cosas en ese sentido, sin ninguna duda.

- ¿Sirve instituto de plataforma para dar a conocer y facilitar el desarrollo de las carreras de los artistas?

-Desde luego. La red de centros del Instituto Cervantes es como un escaparate que tuviera un canal de teletransportación.

-Para usted, que ha vivido fuera, ¿cuál es la imagen que tienen los extranjeros acerca de nuestra cultura? ¿Se corresponde con la realidad?

-No me siento capaz de responder a una pregunta tan general; «los extranjeros» son demasiados y no es lo mismo el interés por lo español que hay en Portugal o en Indonesia. Cada país, o mejor dicho, cada individuo, ve «lo español» de acuerdo a su experiencia, españoles incluidos; así que «la realidad» es tan variada que es imposible de resumir. Lo que sin duda hay en general hacia la cultura española es una curiosidad y una simpatía que debemos ser capaces de aprovechar.

- Últimamente observamos que los libros más vendidos están alejados de la literatura, ¿cómo se lo toma?

-No todo el mundo tiene tiempo de ser crítico literario, así que necesita guiarse en su elección por la información que recibe. Y hoy en día hay mucha más publicidad que información, de modo que muchas veces cuáles van a ser «los más vendidos» nos lo podrían decir de antemano quienes los van a vender. Hay demasiado ruido, así que me lo tomo buscando más silencio para reflexionar.

- Según últimos datos en España se lee menos que en el resto de Europa, ¿a qué se debe?

-Ojalá lo supiera. Seguramente tenga que ver con la educación; necesitamos más maestros de curiosidad.

- ¿Qué opina sobre los últimos cambios de la RAE? ¿Se está vulgarizando el idioma?

-En líneas generales creo que la RAE suele ser bastante prudente con las incorporaciones de nuevos términos. Su labor es oír cómo se habla y reflejarlo en la norma, pero teniendo en cuenta que la norma no puede cambiar cada vez que se deja de decir «chachi» o cosa similar. La norma debe ser más estable y gracias a eso podemos seguir leyendo a nuestros clásicos sin necesitar que nos los traduzcan, por ejemplo.


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