La Voz de Asturias

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Opinión

Álvaro González López

22 Sep 2016. Actualizado a las 05:00 h.

El martes, entre la cena y los fuegos y las copas, Loquillo cantó en una Plaza de la Catedral hasta los topes su mítica canción «Rock & Roll Starr», que en su estribillo dice así: «Uh, uhu, nena, voy a ser una rock and roll star». Pero si lo que de verdad querían ver ese día es a auténticas estrellas del rock, debían haber acudido al concierto que daba «TIGRA», un grupo «Ovetense, oviedista y anti nada» como ellos se definieron en el escenario, en la Plaza Feijoó. Este grupo es fuerza, juventud, potencia, y un directo brutal. Son buena música, y nada más. Por si esto fuese poco, tienen algo que no se puede aprender en ningún lado y es muy importante: estilo. La plaza estaba más llena que en ningún otro concierto, llevando en volandas a estos artistas y haciéndoles sentir como en la casa en la que están. Si tienen oportunidad, no pierdan de ir a verlos en sus próximos conciertos.

A las doce de la noche los fuegos, desde la Plaza del Riego una pareja trataba de mirar al cielo por si conseguían ver algo, tuvieron que contentarse con los chispazos de luz que llegaban hasta allí. Comían un bocata de criollo con chumichuri que se les quedo frío, se abrazaron el uno al otro y así pasaron todo el tiempo que duró el espectáculo pirotécnico, inmóviles, con sus bocatas en la mano. Al terminar ella mordió un trozo de pan untado en salsa, él la beso. Para ellos, el mejor beso del mundo.

Como era la noche de los fuegos los ovetenses iban con todo. Los bares volvían a estar repletos. En estas ocasiones, y en estos terrenos, hay una serie de personajes que se desenvuelven en su hábitat natural, son «animales de la noche». No dudan en bajar al barro y entregarse en cuerpo y alma a la fiesta. Son los mejores, capaces de encontrar en el lugar más inhospito de la tierra un bar o discoteca, y conseguir unas copas gratis. Ayer Oviedo estaba repleto, y eso se notaba en el ambiente.

La noche terminó como suelen terminar las noches de fiesta en San Mateo: dejando la cartera y la vida en una discoteca; mendigando para comprar un bocata, porque no hay como cenar un buen desayuno o desayunar una buena cena; y esperando una cola inmensa para conseguir un taxi que te lleve a casa.

La fiesta empieza a pasar factura. Y lo peor o lo mejor, según como lo miren, es que aún quedan muchos días. Nos vemos en la calle, nos vemos en los bares, nos vemos en las Fiestas de San Mateo


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