La Voz de Asturias

Democracia muda

Opinión

Miguel Niño

07 Mar 2019. Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el diálogo quiere abrir sus ventanas a la esperanza, a la vida, al porvenir, al futuro. Cuando se han abierto las puertas a la frescura de la pluralidad. Cuando se ha proclamado la libertad de prensa. Cuando las urnas recogen el pensar individual: «Cada persona un voto». Cuando todos somos iguales ante la ley. Cuando todo el «pueblo» español puede estar representado uno a uno en las instituciones: ayuntamientos y parlamentos tanto autonómicos como el de la Carrera de San Jerónimo. Cuando no es necesario poner en casa el Belén para sentirse orgulloso de ser un miembro importante de esa realidad moderna y actual que llamamos España. Cuando, cuando, cuando…

Hoy, precisamente, hoy, se pone mordaza al diálogo. Se impide seguir hablando a unos con otros («Divide y vencerás»). Se levanta al frío viento la bandera de la exclusión, a la apropiación de la patria por parte de unos frente al resto. Y, ¿qué es la patria? Les pregunto a los españoles del PP, Ciudadanos, Vox. ¿Qué es? ¿Algo que os hace más fuertes al separar, de hacer sofismas: buenos y malos; amigos y enemigos; míos y contra mí; Belén y Santa Claus?

Y, los que pasan del Belén y de Santa Claus; y, se agarran a lo que tenemos en común y enarbolamos la bandera de la unidad, de que todos nos necesitamos? Unidos seremos más fuertes, más prestos a atender las necesidades de los más débiles; de que la «unión» hace la fuerza; de evitar el «cuanto peor, mejor». ¿Por qué, mejor dos pocos por separado, que dos «muchos» sumando?

La suma, lleva el signo + : lo positivo, lo que construye, lo que ilusiona, lo que redime, lo que nos hace personas, lo que nos reviste de transcendencia, lo que nos imprime el carácter de eternidad. La resta, en cambio, lleva el signo - : resta, separa, negativo. Unos, todo y otros, nada. Unos, con luz y gas; otros, a penas con agua.

Los de siempre subidos a la poltrona del poder. Visiten, bajando de su silla de oro, las fábricas: las condiciones laborales, los sueldos de miseria y vayan a las viviendas, y condiciones reales en la que viven su vida tantos y tantos millones de españoles. Salten a la arena de la beldad más desigual y más humillante hoy, en pleno siglo XXI.

Salten al tendido en traje de luces. Lidien el toro bravo de la España real. Háganlo en traje de faena. Y,…¿qué han visto, sentido? ¿Sigue su corazón tan duro? ¿ Se sienten mejor? Entonces, se ha quitado la mordaza. La democracia fluye. El silencio, es compartido. Buenos días España.


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