La Voz de Asturias

La mejor farmacia de España está en Oviedo: «Es un reconocimiento a toda una trayectoria familiar»

La Voz de Oviedo

Cristina Centeno Redacción
Exterior de la farmacia Migoya, que abrió el abuelo de la actual titular en 1940.

Mercedes Migoya es la tercera generación de una botica con más de 80 años de historia que se ha ido adaptando a los tiempos sin perder su ADN. El trabajo de su abuelo, su padre, sus dos hermanos y ella misma como actual titular ha sido reconocido en los premios a la Excelencia Farmacéutica

07 Nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.

La farmacia más destacada de España está en Oviedo y tiene nada más y nada menos que 83 años de historia. Ismael Migoya abrió en plena posguerra, en diciembre de 1940, una botica en el número 2 de la calle Jovellanos de la capital asturiana. Fue una profesión «vocacional» para él, una persona que resultó ser «pionera», ya que participó en hitos del sector como la fundación de Cofas —la Cooperativa Farmacéutica Asturiana— con otro grupo de profesionales.

En la histórica farmacia Migoya le relevó Ismael, su hijo, quien también formó parte durante 25 años de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Asturias. Y tras él llegó la tercera generación: Ismael, Ignacio y, ahora, Mercedes Migoya, titular en solitario desde hace casi un año. Una gran «trayectoria familiar» que ahora ha sido reconocida en la primera edición de los Premios Excelencia Farmacéutica que organiza la asesoría Acmfarma con vocación de futuro. 

Segunda y tercera generación de la farmacia Migoya: Ignacio, Mercedes, Ismael padre e Ismael hijo.

Mercedes Migoya recibirá «con mucho orgullo» el galardón a la farmacia más destacada de España el próximo 18 de noviembre en Vigo. A punto de cumplir 83 años con la oficina de la calle Jovellanos de Oviedo abierta, la actual titular asegura que es un premio «muy compartido con mi abuelo, mi padre, toda mi familia, mi equipo y lógicamente los clientes, que son los que hacen que sigamos aquí año tras año».

Tanto ella como sus hermanos Ismael e Ignacio crecieron en la farmacia. «Cuando teníamos cinco, siete y nueve años los sábados estábamos aquí en el laboratorio y nos ponían a tamizar manzanilla o a poner precios, para entretenernos básicamente. Lo hemos vivido siempre», asegura. Aprendieron el oficio de su abuelo y, sobre todo, de su padre. Él fue quien inculcó a Mercedes la pasión por la profesión. «Me transmitió que lo más importante es el barrio, la gente, cuidar, escuchar, mostrar cercanía y empatía. Aprendí de él la parte más bonita de la farmacia», celebra. Por eso le dedica una pedazo importante del premio sin dejar de lado a su madre, que ajena al sector ha vivido «entre farmacéuticos» toda la vida. 

Ismael Migoya, abuelo de Mercedes, fue el fundador de esta farmacia histórica de Oviedo.

Tanto el exterior como el interior de la farmacia Migoya refleja que se trata de un negocio histórico de Oviedo. «Seguimos manteniendo todo», asegura Mercedes. Desde los escaparates y el rótulo de entrada a las estanterías y el mostrador, que han tenido que acortar para adaptarse a las nuevas necesidades. «No hemos hecho ninguna reforma, es todo de la época de mi abuelo. Dentro sí vamos haciendo cosas por logística, pero fuera no, intentamos mantenerlo todo», cuenta.

A lo largo de todos estos años han tenido que ir adaptándose, aunque sin perder la misión principal de la farmacia, que no es otra que cuidar la salud de los demás. Primero llegaron los ordenadores para gestionar el almacén y después la digitalización fue avanzando. «Ha pasado una posguerra, una crisis económica y una pandemia, que nunca pensamos que fuésemos a pasar, y te vas adaptando con los tiempos. Pero yo creo que es muy importante que las farmacias nunca perdamos nuestro ADN. Somos personal sanitario, muy cercano a la población. Aquí no hay que pedir cita, estamos a pie de calle y esa parte no hay que perderla, pero sí ir adaptándose», apunta. 

Tanto el exterior como el mobiliario interior de la farmacia se mantiene intacto pese al paso de los años.

Trabajan en formulaciones como ya lo hacía su abuelo, en control de parámetros como la tensión, la glucosa o el colesterol y se han especializado en dermofarmacia. En la actualidad, el equipo está formado por tres farmacéuticas —incluida Mercedes—, cuatro técnicos y Gonzalo, un joven con síndrome de Down que lleva cuatro años trabajando como uno más.

¿El secreto del éxito? Mercedes Migoya cree que ofrecer un servicio personalizado a cada paciente. «Creo que es importante escuchar, dar tiempo para explicarse e intimidad, que puedan contarte lo que les está preocupando. Ese puede ser el secreto de la comunidad que tenemos de clientes», afirma la farmacéutica. Hay mucha gente del barrio que les conoce de toda la vida y hasta han visto crecer a Mercedes y a sus hermanos. «Eso también es muy bonito, el poder formar parte de la vida de la gente y que te puedan contar qué les pasa, no solo de salud, también de la vida», admite.

Junto a esta clientela tiene una importante comunidad online a la que denomina Migoya Lovers. En el afán que tanto ella como sus hermanos han tenido por formarse y seguir creciendo a nivel profesional, abrieron un perfil en redes sociales como «escaparate» para mostrar su farmacia. «Es una manera de comunicarme con mis clientas y no tener que hacerlo todo de una en una», asegura. Lo utiliza fundamentalmente para el apartado de dermofarmacia y empezó a crecer a raíz de la pandemia. En Instagram tiene cerca de 12.000 seguidores.

Mercedes Migoya es desde ete mismo año la titular de esta histórica farmacia.

«Empezamos a profesionalizar la parte de personalizar rutinas de la piel en enero del 2017. Dos años después decidimos darle una vuelta y empezamos a hacer talleres que inicialmente hacíamos aquí con rutinas de cosmética, charlas de fotoprotección, para pacientes oncológicos, de menopausia…etc. Así fue creciendo una comunidad en la que surgieron alianzas personales y profesionales en un proceso que fue muy divertido», relata Migoya. En octubre del 2019, cuando ya estaban haciendo del orden de siete talleres semanales, pusieron una entrada solidaria de cinco euros que cada mes se destinaban a una causa diferente. Y poco después irrumpió el coronavirus.

«Durante el confinamiento, todos los días a las seis de la tarde hacíamos un taller. Ahí surgió un nexo de unión, en un momento dificilísimo para la vida de todos. Una ventana en la que poder reírte y desconectar. Una de las participantes fue la que denominó al grupo Migoya Lovers. Eso fue creciendo y luego tuvimos que pasar de los talleres a los eventos solidarios, porque ya no entrábamos», explica Mercedes Migoya. Uno de ellos se celebrará este jueves en el Hotel España de Oviedo a favor de Movember, la iniciativa que pretende visibilizar a través del bigote la salud mental masculina y el cáncer de próstata, así como recaudar fondos para su investigación. 

Con todo ello, la farmacia Migoya de Oviedo se ha convertido en «un faro» para el sector, tal y como aseguran desde los Premios a la Excelencia Farmacéutica. Destacan la «labor incansable» y la «vocación familiar» de este histórico negocio ovetense, además de poner en valor la «dedicación y la pasión» por la profesión de Mercedes, su actual titular. 


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