La Voz de Asturias

«No se puede sentar dentro del local»: incendio en las redes por el comentario «clasista» en una cafetería de Oviedo

Viral

Martina Sánchez Oviedo
Paseantes en Oviedo en un día de lluvia

La historia de una mujer que dijo que le respondieron así al querer pagar una consumición a una persona que pedía en la calle ha despertado numerosos comentarios

17 Nov 2023. Actualizado a las 11:43 h.

La de Carmen Alonso, de 29 años, es una historia que ha revolucionado las redes sociales, por el contenido de la narración y por las reacciones que se he encontrado al al compartirla. La historia empieza con que se encontró por la mañana a una mujer que le pidió un euro para un café. Cuando entraron a pedir en una de las cafeterías más conocidas del centro de Oviedo a las 8:00 horas de la mañana, porque se encontraba cerca y era la única abierta, el camarero respondió «no, es que no se puede sentar dentro del local, se lo tengo que poner para llevar».

Carmen, que es usuaria de twitter, compartió su experiencia y opinión en la red social, pero para nada se esperaba la cantidad de interacción y repercusión en tan poco tiempo, «de hecho flipé, si yo Twitter lo uso para desahogarme normalmente» comenta en declaraciones a este diario.

Entre los usuarios que comentaron su publicación, se encuentran de varias clases, los que no se sorprenden, los que sí, los que se sorprenden de su sorpresa y los que se sienten ofendidos como ovetenses por las palabras de Carmen que aludió a un carácter «clasista» en su narración.

Algunas personas le recriminan por qué decidió entrar justo a ese bar, otros que no se lo creen porque son frecuentes de esa cafetería y jamás vieron algo así ahí. En su publicación explica la reacción que recibió cuando le indicó el local, «la pobre señora, no sé si porque le pasó más veces, ya me dijo, 'ahí no que es muy caro'», algo que Carmen duda porque explicó que hace el mismo camino al trabajo todos los días y nunca la había visto. También comenta que el camarero que le atendió no le dio una explicación ante su negación, «nada, ni de que la señora hubiera entrado más veces y hubiera montado el lío, nada, no me dijo nada, la miró despectivamente y me dijo, se lo pongo para llevar si quieres».

Ante esta situación, ella dejó al camarero con el café en la mano, salió y le dijo «te lo quedas, cafeterías que nos quieran atender me sobran». Finalmente tuvieron su desayuno sin diamantes, pero con café, juntas y calientes, que era su intención principal, pero en otro sitio donde las atendieron amablemente y al conocer su vivencia «no se sorprendieron nada».

Con tantas reacciones tan dispares, Carmen se asombra de que lo interpreten como una crítica hacia Oviedo o hacia su gente, su intención solo es desahogarse en un momento de nervios.


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