Desde que se casó, a los 24 años, Tere tuvo el sueño de ser madre. A los 26 empezó a ir a las clínicas para cumplir su deseo. Pasó por cinco diferentes, repitió en dos de ellas y se dejó el cuerpo en tratamientos hormonales para las fecundaciones. Martina, su hija, llegó después de casi 25 años de lucha y de pagar 200.000 euros
Sandra Faginas