El protocolo de fiebre hemorrágica se hizo 11 días después del primer contagio

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Fernando Alvarado | EFE

Un madrileño que murió y su enfermera, primeros casos del virus en Europa occidental

02 sep 2016 . Actualizado a las 12:27 h.

España se ha convertido en el único país de Europa Occidental en contar con los dos primeros casos autóctonos de infección por el virus de fiebre hemorrágica Crimea-Congo, una patología endémica en el África subsahariana, los Balcanes y parte de Oriente Medio que puede llegar a matar al 30 % de los afectados. El primer contagio se produjo en un hombre de 62 años que fue picado por una garrapata, el vector de la enfermedad, mientras paseaba por el campo en Ávila. Fue atendido en primera instancia en el Hospital Leonor de Madrid y luego trasladado al Gregorio Marañón, donde falleció el 25 de agosto, aunque antes contagió a una enfermera, que permanece ingresada estable en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Carlos III. La transmisión entre personas es muy poco frecuente, aunque puede ocurrir si se ha mantenido un contacto estrecho con los fluidos (sangre, vómitos, heces, saliva), como ha ocurrido. La sanitaria atendió al paciente de acuerdo con las medidas de seguridad estándar, ya que «clínicamente no había sospecha de una enfermedad de estas características», según fuentes del centro Hospital Leonor.

Lo cierto es que pasaron 11 días desde que ingresó el primer paciente hasta que se activó el protocolo contra este tipo de virus. Se puso en marcha cuando la enfermera ingresó en el mismo centro con «fiebre inespecífica, dolores, pequeñas manchas de sangre y dificultad para respirar», según explicó el consejero de Sanidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos.

Ahora, las autoridades sanitarias realizarán el seguimiento de las algo más de 200 personas que estuvieron en contacto con los afectados. Sin embargo, y aunque se trata de un virus nuevo en España, los expertos creen que se trata de una situación excepcional y que no es probable que aparezcan muchos más casos. Es más, en el suceso han concurrido una serie de factores que lo convierten en extraordinario y difícil de repetir. «Fue algo inesperado y realmente excepcional desde todos los puntos de vista», explica Antoni Trilla, experto en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona. 

«Fue verdadera mala suerte»

No es habitual que una garrapata, aunque estuviera infectada por el virus, infecte a una persona. «Todos los días se producen miles de picaduras de garrapatas y se producen muy pocos contagios. Muchas personas han desarrollado anticuerpos y en la mayoría de los casos no tienen problemas», constata José Antonio Oteo, director del Centro de Rickettsiosis y Enfermedades Transmitidas por Artrópodos Vectores de La Rioja, el primero en identificar el patógeno en España -en el año 2010 en Cáceres- en un artrópodo arácnido del género Hyalomma. Segundo, si se produce el contagio lo más común es que el afectado no desarrolle ningún tipo de sintomatología o, a lo sumo, curse como una gripe. Un cuadro clínico como el del paciente que falleció es infrecuente. También es muy poco habitual, incluso en los países donde la enfermedad es endémica, que se produzca una transmisión entre personas. Puede ocurrir en aquellas que están en estrecho contacto con animales o en personal sanitario. 

«Fue un caso de verdadera mala suerte», subraya Trilla, quien cree que «no es probable que se den muchos más casos en nuestro entorno». «El riesgo, aunque existe, es mínimo», corrobora Oteo. Y lo mismo apunta Juan Francisco García Arriaza, virólogo del Centro Nacional de Biotecnología: «Podría haber más casos, pero serían aislados. Habrá que estar en alerta, pero para nada habrá que alarmarse».

«Debemos tener la cabeza fría y no empezar a generar películas. Los riesgos a los que nos enfrentamos son mínimos y, aunque puede suceder que aparezca algún otro caso, es difícil que suponga un problema para la salud pública», subrayó Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad.