Comienza la demolición del puente que tiñó de luto Génova

Charles ONIANS / AFP GÉNOVA

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El derrumbe de la infraestructura el pasado agosto costó la vida a 43 personas

08 feb 2019 . Actualizado a las 17:44 h.

La compleja demolición del derrumbado puente Morandi de Génova, una tragedia que costó la vida en agosto a 43 personas,se  inició este viernes con el desmantelamiento del bloque de cerca 40 metros que quedó suspendido. Miles de toneladas de acero, cemento y asfalto han sido retirados del área donde el viaducto se derrumbó arrastrando en su caída vehículos y pasajeros, entre ellos varios turistas extranjeros y cuatro niños.

«Este es un día muy importante, representa el primer paso de un camino que esperamos sea lo más breve posible», anunció el jefe de gobierno italiano, Giuseppe Conte, ante el grupo de obreros y expertos a cargo de la operación.

Cuatro cilindros pesados fueron colocados sobre el puente gracias a una poderosa grúa enorme que deberá retirar del puente el segmento de 36 metros de largo y 18 metros de ancho que quedó suspendido a unos 48 metros de altura. La delicada operación tiene una duración estimada de al menos ocho horas y a ella asisten un centenar de periodistas.

Los cilindros garantizan el descenso de alrededor de 900 toneladas de un tramo de la autopista y son los mismos que fueron utilizados para enderezar el Costa Concordia, el crucero enorme que encalló en 2012 cerca a la isla de Giglio, en Toscana, causando la muerte de 32 personas.

Se trata de un momento simbólico y muy esperado por los genoveses debido a que el gigantesco viaducto de más de un kilómetro era su principal vía de comunicación y único punto de paso entre el este y el oeste de la ciudad, capaz de absorber altos volúmenes de flujo vial.

En Roma, el ministerio de Economía aprobó el gasto de 60 millones de euros para su reconstrucción, una suma que el Gobierno pretende cobrar a la firma que gestionaba la autopista, la empresa Autostrade per l'Italia (Aspi), responsable también del mantenimiento.

El puente Morandi, que lleva el nombre del arquitecto que lo diseñó en la década de 1960, fue considerado por mucho tiempo una obra maestra, aunque suscitaba críticas por parte del mundo de la ingeniería italiana por los problemas estructurales que presentaba.

Un nuevo puente que dure 1.000 años

Se calcula que el desmantelamiento completo del puente va a durar al menos seis meses, según advirtió el secretario de Estado para el Transporte, Edoardo Rizi. La operación resulta no solo un desafío para la ingeniería, sino también una respuesta de carácter social y político, ya que bajo el puente pasaba una línea del tren y se expandían varios barrios.

El reconocido arquitecto italiano Renzo Piano, nacido en Génova, estará a cargo de la reconstrucción del viaducto. La archiestrella de la arquitectura, coautor del proyecto del Centro Pompidou y diseñador del nuevo palacio de Justicia de París, donó el proyecto en un gesto de generosidad con su ciudad.

«Este puente durará 1.000 años y estará construido en acero», explicó en diciembre pasado a la prensa. Tendrá «alguna cosa de un barco, porque eso es algo muy de Génova» y va ser blanco, según el arquitecto. La construcción del nuevo viaducto, avaluada en 202 millones de euros, será emprendida por un grupo de empresas que incluyen a Salini-Impregilo, Fincantieri e Italferr.

Piano, de 82 años, adelantó que la estructura tendrá 43 faroles en memoria de los muertos en la tragedia. El nuevo viaducto será inaugurado en abril del 2020 so pena de fuertes sanciones en caso de que no se cumplan los plazos.

Para los investigadores el puente se derrumbó en buena parte por la corrosión de los cables de acero, lo que no se veía debido a que estaban cubiertos por el cemento.

La parte oriental del viaducto, donde se encuentra la parte colapsada, está siempre bajo la mirada atenta de un grupo de expertos que buscan entender los motivos del derrumbe repentino y determinar las posibles responsabilidades.

Decenas de personas están siendo investigadas por la justicia italiana, entre ellos varios dirigentes de la empresa Aspi, de propiedad de la familia del textil Benetton, por lo que varios ministros han amenazado con retirarle la concesión.