El calvario de llamarte Netflix de Jesús

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En España no se permiten este tipo de nombres, pero sí hay personas registradas como Stalin o Rihanna... y una nueva generación de Daenerys

19 mar 2019 . Actualizado a las 08:10 h.

El registro de un bebé en Colombia como Netflix de Jesús Rodríguez Restrepo se corresponde con una moda latinonamericana que no se permite en España. En Asturias, los nombres preferidos en el último lustro para los recién nacidos fueron más simples: Daniel y Mateo para los niños y Lucía y Sara para las niñas.

Porque aquí, todavía, quien quiere ser más original se da de bruces con las limitaciones legales, como el matrimonio que la pasada semana recibió la noticia en Francia de que no podían llamar a su hijo Griezmann Mbappé.

En España, los bebés no se pueden inscribir con más de un nombre compuesto o dos simples, y quedan prohibidos «los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona, los que hagan confusa la identificación y los que induzcan a error en cuanto al sexo». Tampoco puede repetirse el mismo entre hermanos, a no ser que uno de ellos haya fallecido.

Esto quiere decir, que, por ejemplo, no podrás llamar a tu hija Mandarina, pero sí Marciana. De hecho, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 32 Stalin, 97 Kennedy, 69 Mao, 66 Cain, 2.182 Digna, 35 Evita, 590 Heidi, 80 Canuto, 73 Rihanna, 44 Miley, 320 Justin y 272 Amelie.

 57 DAENERYS

Lo que sí está permitido son los nombres mitológicos, los de personajes históricos, abstractos, geográficos, comunes o relativos a la fantasía. Además, desde hace años ya están aceptados los diminutivos, y se puede inscribir a los recién nacidos como Paco o Lola, sin necesidad de recurrir a los clásicos Francisco y María Dolores.

En los últimos años, la moda impone elegir nombres de famosos para poner a niñas y niños. El caso más representativo viene con en bum de la serie Juego de Tronos. Los datos del INE revelan que hay en el país 57 Daenerys (el nombre de la protagonista). La edad media de las niñas con este nombre es de 2,2 años. Otros nombres de famosos como Neymar (159 con una media de edad de 2,9 años), Shakira (617 con una media de 13,2 años), Miley (59 con 5,8 años de media), Cristiano o Kilian también se encuentran en la lista de los más elegidos.

Otra excepción importante es cuando se pretende utilizar un apellido como nombre, lo que puede dar lugar a malos entendidos. Casos como Pedro-Maradona, Joan-March o Bronte (apellido de las tres hermanas inglesas novelistas del siglo XIX) y O’ Donnell fueron rechazados en el registro. Igual que lo son los nombres que, al combinarse con el apellido, den lugar a juegos de palabras que puedan ser ofensivos para la persona. Aunque haya españoles que tengan en el DNI como Digna Marciana, Miguel Marco Gol o Florentina Caldito Blanco.

En España, el pueblo burgalés de Huerta del Rey ha registrado algunos de los nombres propios más raros del país, como Filadelfo, Ninfodora, Canuto, Baraquisio, Austiquliniano, Filogonio, Plautila, Onesíforo, Ercilio, Marceonila, Abilio, Euqueria, Landelino, Malaquías, Licerio, Iranda, Burgundófora, Crescenciano, Dioscorides o Isacio. Dicen que el origen de tal variedad es que en el siglo XIX había mucha coincidencia de nombres, y el ayuntamiento invitó a los vecinos a que buscasen nuevos apelativos. Como curiosidad, algunas de las combinaciones reales de nombres y apellidos que existen, o al menos existieron en España, son: Luz Cuesta Mogollón, Grato Amor Jurado, Antonio Arrimadas Piernas, Jesús Están Camino, Román Calavera Calva, Ana Pulpillo Salido, Agustín Cabeza Compostizo, Alberto Comino Grande o Pascual Conejo Enamorado.

En Latinoamérica, el objetivo de muchos padres es que sus hijos no tengan nombres comunes y acuden a la diversidad sin tener en cuenta lo que esto implicaría en un futuro para los pequeños. En Panamá, por ejemplo nacieron Oliver Google Kai, Amor McDonald o Apple Guadalupe, nombres que han obligado a la intervención de la legislación para proteger la identidad de los pequeños. Ecuador es otro de los que se suma a esta corriente con nombres estrambóticos que apelan al uso de marcas de automóviles, como Land Rover García, de expectorantes como Vick Vaporup Giler, o de franquicias de comida rápida, como Burger King Herrera, en donde si bien la legislación no los prohíbe sí exige que no falten al respeto o la dignidad humana.