Washington contiene la respiración a la espera de las conclusiones de Mueller

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

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El fiscal especial Robert Mueller
El fiscal especial Robert Mueller Larry Downing | Reuters

Este mismo fin de semana podrían conocerse las «principales conclusiones» sobre si Trump conspiró con Rusia en el 2016

23 mar 2019 . Actualizado a las 21:44 h.

Como una película interrumpida cinco minutos antes de su resolución, la entrega el pasado viernes del informe del fiscal Robert Mueller sobre la presunta trama rusa dejó a Washington con la respiración contenida. Tras 22 meses de «caza de brujas» -una expresión que Trump ha utilizado cerca de 200 veces en Twitter para referirse a la investigación-, 34 imputaciones (6 de ellas de personas del entorno del presidente) y el escrupuloso silencio y hermetismo de Mueller y su equipo en estos casi dos años, el guion que ha alimentado miles de horas de televisión y debate especulativo en Estados Unidos está a punto de llegar al desenlace. Imposible vaticinar si asistiremos a un final conclusivo y si el guion servirá de pretexto para impulsar el trepidante thriller que supondría un proceso de impeachment para intentar desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca. No se descarta, sin embargo, que sea un final abierto e interpretable.

Iniciada formalmente el 17 de mayo del 2017 y cerrada el 22 de marzo del 2019, la misión principal de la investigación de Mueller, abogado de 72 años y director del FBI entre el 2001 y el 2013, era esclarecer si hubo coordinación entre el equipo de Donald Trump y el Kremlin durante la campaña presidencial del 2016 con el objetivo de perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Se desconoce qué concluye a ese respecto, pero lo único indiscutible es que ninguna de las seis imputaciones a personal de la campaña han sido por actos de conspiración con Rusia. Lo que sabemos es que han mentido al FBI y al Congreso, defraudado a Hacienda o trabajado como lobistas para países extranjeros sin inscribir legalmente su actividad. De las 34 imputaciones, 28 son a personas y entidades rusas. Están vinculadas, entre otras cosas, al hackeo de las redes informáticas del Partido Demócrata y de los emails de Hillary Clinton. Será difícil verles ante un tribunal estadounidense, dado que Rusia no tiene tratado de extradición con Estados Unidos.

La única pista hasta ahora sobre el contenido del informe de Mueller la dio un funcionario del Departamento de Justicia al anticipar que de él no se deriva la recomendación de nuevas imputaciones. Es decir, que aunque durante meses se especuló con la suerte legal de los familiares de Donald Trump, ni sus hijos ni su yerno, Jared Kushner, parece que vayan a ser encausados. La celebración de algunos trumpistas de este como un detalle que apunta al fiasco de la teoría conspirativa obvia, sin embargo, que las directivas de Justicia impiden imputar a un presidente en activo. Además, está por ver si el fiscal especial infiere de su trabajo que Trump ha obstruido a la Justicia, mismo motivo por el que se iniciaron los procesos de impeachment contra Richard Nixon y Bill Clinton.

El informe se encuentra ahora en manos del fiscal general, William Barr, que anticipó al Congreso que este fin de semana podría entregar las «principales conclusiones» a las que ha llegado Mueller.