Warren despunta en la carrera contra Trump

esperanza balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

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ERIC THAYER | Reuters

Biden pierde fuelle entre los demócratas ante Sanders y la senadora por Massachusetts antes de las primarias de Iowa

04 nov 2019 . Actualizado a las 15:41 h.

La carrera está aún muy reñida, pero Elizabeth Warren es ya la favorita para disputar la presidencia de EE.UU. a Donald Trump en el 2020. Lo apunta el último sondeo de The New York Times en el representativo estado de Iowa -el primero en celebrar las primarias-, que da a la senadora por Massachusetts el liderazgo de la carrera, con el 22 % de los apoyos, y relega al exvicepresidente Joe Biden, que inició el proceso demócrata como favorito, al cuarto puesto (17 %), por detrás del senador Bernie Sanders (19 %) y del alcalde de South Bend, Pet Buttigieg (18 %).

De la disputa se ha caído este viernes Beto O’Rourke, que se encontraba en los últimos puestos de las preferencias entre los demócratas. «En este momento no tenemos suficientes medios para avanzar en esta campaña con éxito», reconoció el excongresista al anunciar su renuncia.

Doce años preparando el asalto

Elizabeth Warren lleva desde el 2012 preparando su asalto a la Casa Blanca. Nunca ha ocultado su ambición. Esa determinación es una de las razones por las que se ha ganado el apoyo de los votantes demócratas. Se encuentra en lo que en la jerga política estadounidense se conoce como su momentum. Por primera vez desde que lanzó su candidatura en el mes de febrero ha adelantado en las encuestas a Joe Biden y le ha arrebatado la popularidad del ala más a la izquierda del partido a Bernie Sanders.

Los votantes demócratas parecen vivir un golpe de realismo ante las continuas acusaciones de corrupción contra Biden por parte de Trump y el ataque de corazón sufrido por Sanders. En pleno subidón de popularidad, Warren ha vuelto a desafiar a sus críticos al desvelar el coste de 20.500 millones de dólares de su plan para crear una sanidad universal. Todo a cargar a la cuenta de las empresas, los superricos y a parte del gasto militar.

El resultado de su apuesta se medirá el próximo 20 de noviembre en el quinto debate de los aspirantes en Georgia, donde se espera que los rivales se abalancen sobre ella como ya hicieron en el anterior. Otro de los avales de la senadora por Massachusetts es la coherencia entre su biografía personal y sus causas políticas. Nacida en 1949 en el seno de una familia trabajadora de Oklahoma, a los 13 años se puso a servir mesas tras morir su padre. Se casó a los 19 años y fue a la universidad para estudiar Derecho cuando su hija tenía dos años. Una amenaza de desahucio la llevó a orientar su carrera a demostrar cómo el sistema económico favorece a las grandes corporaciones frente a las personas.

A este tema se dedicó de lleno como profesora en las Universidades de Rutgers, Austin, Michigan y Harvard, hasta que Barak Obama le encargó crear la Oficina de Protección Financiera del Consumidor destinada a las víctimas más vulnerables de la crisis financiera. En el 2013, se convirtió en la primera mujer senadora por Massachusetts.

Sin grandes donantes

Su campaña ha rechazado el dinero de los grandes donantes. Warren evita así las influencias del poder en sus propuestas, que pasan por obligar a los millonarios a pagar con sus impuestos parte de la deuda de los estudiantes, universidad gratuita, un control férreo de Wall Street, la implantación del llamado Green New Deal y contener el poder de los gigantes tecnológicos. Esto último le ha valido un enfrentamiento directo con el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.

Tampoco teme la lengua viperina de Trump, con quien intercambia fuertes ataques. Mientras ella dispara contra su historial de bancarrotas y por las acusaciones de presunto fraude fiscal e impago a trabajadores, el presidente amenaza con resucitar el apodo de «Pocahontas» que le puso por atribuirse una descendencia indígena poco justificable. Esta es la polémica más perjudicial para ella hasta la fecha. Las dudas le obligaron a publicar un test de ADN que demostraba que tenía un antepasado indígena y a pedir perdón a la comunidad nativa. Su otro punto débil es un discurso demasiado virado a la izquierda.

Warren evita ondear la bandera del socialismo, tan temido en EE.UU. y estandarte de Sanders. En el 2011, se autoproclamó autora intelectual de las ideas del movimiento Occupy Wall Street contra los excesos de la banca, para luego dar un paso atrás ante la deriva radical del grupo. Sus ojos están puestos en la clase media. Su reto, que la atención sea mutua.