China y Estados Unidos acuerdan retirar los aranceles por fases

Zigor Aldama SHANGHÁI / LA VOZ

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Kevin Lamarque

No se sabe qué productos quedarán libres de gravámenes ni cuando se firmará el pacto

08 nov 2019 . Actualizado a las 09:00 h.

Desde principios del año pasado, China y Estados Unidos no suelen dar buenas noticias en el ámbito del comercio internacional. Donald Trump decretó una guerra sin cuartel contra las importaciones chinas, a las que acusa de destruir puestos de trabajo locales y de dañar a las empresas americanas, y, hasta ahora, las novedades solían ceñirse a la aprobación de nuevos aranceles. Sin embargo, este jueves el Ministerio de Comercio de China anunció que las dos principales potencias económicas han acordado retirar por fases esos aranceles adicionales que les enfrentan. Supone un primer paso para firmar la paz que ha sacudido el comercio global.

«En las últimas dos semanas, nuestros principales negociadores han mantenido discusiones serias y constructivas para resolver la raíz del problema. Ambas partes han acordado eliminar los aranceles adicionales por fases según se progresa en la definición de un acuerdo final», afirmó Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio de China. Según el funcionario, si finalmente Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, firman la primera fase del acuerdo, «las dos partes deberán retirar los aranceles de forma proporcional y simultánea».

Lo que todavía no se ha hecho público es cuántos de los aranceles aprobados en el marco de la guerra comercial se eliminarán. Estados Unidos parecía dispuesto a suspender los que gravan importaciones de productos textiles, electrodomésticos y pantallas planas de China por un valor estimado en 112.000 millones de dólares, pero Bloomberg aseguró el martes que Pekín busca un acuerdo más ambicioso que abarque productos valorados en unos 360.000 millones.

El relato del lugar

Tampoco se sabe cuándo podría cerrarse el trato. El plan inicial preveía una reunión bilateral de Trump y Xi en el marco de la cumbre de la APEC en Chile, una reunión que se iba a celebrar entre los días 16 y 17 de este mes pero que tuvo que ser cancelada por la situación política del país latinoamericano. No obstante, el presidente chino mantiene un viaje a Grecia y Brasil entre los días 10 y 15, y, aunque no se ha anunciado todavía, podría hacer escala en Estados Unidos para verse con Trump.

A pesar de todas las incógnitas que todavía quedan por despejar, Gao afirmó que este punto de encuentro al que han llegado China y Estados Unidos «ayudará a estabilizar la economía mundial», situación en la que Pekín ve muchos riesgos. No en vano, aunque el gigante asiático crece al menor ritmo desde que ofrece estadísticas trimestrales (1992), sigue siendo el país que más contribuye al crecimiento global. Los dirigentes chinos siempre han sostenido que, si bien la guerra comercial afecta indudablemente a su país, también es una amenaza para el resto del planeta, incapaz de levantar cabeza desde la crisis financiera iniciada hace ya más de una década.

En cualquier caso, la guerra comercial también puede analizarse como parte de un enfrentamiento más amplio entre la potencia hegemónica y su principal contrincante. A ello contribuyen los innumerables rifirrafes que llevan protagonizando Washington y Pekín desde que Trump accedió a la presidencia: desde el veto de Huawei en el plano tecnológico hasta los encontronazos bélicos en aguas disputadas del mar del Sur de China.

El repliegue en sí mismo de Estados Unidos, empecinado en dar marcha atrás al proceso de globalización, también ha permitido que China vaya extendiendo su influencia allí donde la potencia americana ha dejado un vacío. Y buena muestra de ello es el plan de la Nueva Ruta de la Seda, diseñado por el propio Xi Jinping para vertebrar el mundo de una forma alternativa a la que impusieron las potencias tradicionales durante los siglos XIX y XX. De hecho, Xi viajará a Grecia para asuntos relacionados con el desarrollo del puerto de Piraeus, controlado por China, y a Brasil para asistir a la cumbre de los BRICS, el bloque de las potencias emergentes que cada vez tiene más poder.