La eufórica celebración de una victoria ajustada

redacción LA VOZ

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El secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, viajó a Madrid para apoyar a Pedro Sánchez. El presidente le agradeció el gesto diciéndole: «la próxima investidura es la tuya».
El secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, viajó a Madrid para apoyar a Pedro Sánchez. El presidente le agradeció el gesto diciéndole: «la próxima investidura es la tuya». PSOE

De las lágrimas de Iglesias al abrazo de Gonzalo Caballero a Pedro Sánchez o la ausencia de varios barones socialistas

08 ene 2020 . Actualizado a las 08:26 h.

La euforia inundó la Cámara baja cuando su presidenta Meritxel Batet anunció que Pedro Sánchez sería presidente del Gobierno. Aunque lo será por la mínima, el líder socialista dejó el móvil de carcasa roja que había estado observando intermitentemente durante el debate y, tras recibir una protocolaria felicitación de Pablo Casado e Irene Arrimadas, abrazó a Pablo Iglesias. Luego se acercó a saludar a Aina Vidal _a la que el líder de Unidas Podemos entregó un ramo de flores al tiempo que la animaba con un «Sí se puede» en referencia a superar su enfermedad_ , justo antes de posar para los fotógrafos. Lo mismo hicieron sus socios de coalición mientras coreaban «¡ Sí se puede!» y alguno que otro enarbolaba el puño en alto.

Los socios de Gobierno celebraron un resultado que ha costado noches en vela a más de un diputado. Que le pregunten a Tomás Guitarte, de Teruel Existe, que dadas las amenazas recibidas por apoyar la investidura tuvo que dormir fuera de casa la pasada madrugada por recomendación del servicio de contravigilancia del Congreso.

La alegría contenida durante el debate por parte de los diputados del PSOE y Unidas Podemos brotó de repente, asentada sobre los dos votos de diferencia que dieron la victoria a la coalición. Y por un momento la tensión pareció diluirse entre aplausos, fotos o gestos de emoción como las lágrimas de Pablo Iglesias mientras abrazaba a Echenique.

Pero esa euforia no compartida por los diputados de los grupos de derecha, quienes estuvieron prestos a la hora de abandonar el hemiciclo, fue como un velo ligero y transparente que no logró ocultar los desencuentros vividos durante la jornada. Gestos como cuando los diputados de Vox, cuyo líder subió al estrado un libro con las memorias del socialista Largo Caballero, abandonaron la Cámara con disciplina militar, mientras intervenía el diputado de Bildu Oskar Matute.

Aunque el tono de ayer no fue tan extremo como el del fin de semana, la diputada de ERC Montserrat Bassa protagonizó uno de los momentos más tensos al indicar que le importaba «un comino la gobernabilidad de España».

Aunque fundamentó su abstención en el diálogo, ERC mostró sus cartas. Fueron unos naipes con los que algunos barones socialistas no quieren jugar. Bastó con observar quienes estaban en la tribuna de invitados. Arropando a Pedro Sánchez estaban su madre, su mujer y la mayor parte de los presidentes autonómicos o líderes territoriales del PSOE. Entre ellos el secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, quien felicitó a Sánchez con un abrazo. No estaban en cambio Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ni Javier Lambán, presidente de Aragón. Tampoco Guillermo Fernández Vara, el presidente extremeño. Pero tras la celebración de ayer, parafraseando al diputado del PNV Aitor Esteban, lo verdaderamente complicado empieza hoy.