¿Qué mascarilla debo utilizar para correr y no contagiarme?

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EDUARDO PEREZ

Con el debate sobre las FFP2 sobre la mesa, su alta protección dificulta la respiración en situaciones de esfuerzo deportivo

13 feb 2021 . Actualizado a las 17:33 h.

Es el eterno debate. ¿Quirúrgica, FFP2 o las de tela? La tercera ola de la pandemia del coronavirus solo permite practicar deporte de manera individual y al aire libre. Bien sea para salir a correr o para andar en bici, en todos los casos es obligatorio el uso de mascarilla. Las FFP2, por su alto nivel de protección es la más segura para prevenir el contagio y la propagación del virus. Pero, ¿son idóneas para la práctica deportiva? Lo que parecían dos elementos completamente opuestos, como son el ejercicio físico y la mascarilla, ahora están condenados a entenderse.

Según Pedro Manonelles, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, el problema ya no es tanto el tipo de mascarilla que se utilice, sino «el uso adecuado que se hace de ellas», y aclara que «hay gente que las usa durante días, por lo que la protección no existe e incluso pueden ser perjudiciales».

Las mascarillas FFP2 son utilizables durante un máximo de ocho horas. En el caso de las higiénicas o quirúrgicas, su uso desciende a cuatro y en las de tela reutilizables hay que tener en cuenta el número de lavados que acumulan. Partiendo de ahí, Manonelles aclara que las FFP2, a pesar de ser las que más protección otorgan, «no permiten respirar suficientemente en situación de esfuerzo», algo que Manuel Giráldez, médico y profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte de A Coruña, corrobora, porque «limitan más la circulación de aire».

El médico de familia, Rosendo Bugarín considera la FFP2 «inviable» en entrenamientos de alta competición, y a nivel aficionado solo viable «por períodos cortos y a un ritmo no muy alto».

Por ello, los tres expertos recomiendan el uso de la mascarilla higiénica para la práctica deportiva siempre y cuando en el entorno en el que se realiza la práctica no haya mucha gente. Este tipo de protección está indicada para evitar la propagación del virus en caso de tenerlo, pero, eso sí, no exime de exponerse a un contagio. Por tanto, solo valdría en entornos con poca afluencia de gente. «La única diferencia es que con la quirúrgica evitas contagiar a otros, y con la FFP2 evitas contagiarte tú», matiza Giráldez.

En el caso de las mascarillas de tela, el epidemiólogo Juan Gestal es categórico a la hora de señalar que «no deben utilizarse». En este tipo de protección, Giráldez alerta de que lo importante es saber «cómo están configuradas y qué proceso de control han tenido en la fabricación». Conocer las características de las mascarillas y leer bien la letra pequeña. «La tela viene tratada de tal manera que el poro que deja es diminuto, por eso tiene un tiempo de uso y unos lavados. Una hecha con una tela casera no tiene ningún efecto en la protección», aclara Giráldez.

En el caso de las específicas para uso deportivo, Pedro Manonelles apunta que «las que llevan malla por dentro no valen para nada», mientras que Manuel Giráldez aclara que su única diferencia es la de ser más resistentes al sudor y a agentes externos como la lluvia, además de más rígidas para no pegarse a la cara.

Intervalos más cortos o distancias más pequeñas, el primer paso para acostumbrarse

El principal escollo de la mascarilla a la hora de hacer deporte es la incomodidad, «sentir como que no se respira o que no se coge aire suficiente. Esto ya se ha demostrado que no es cierto», apunta el médico Manuel Giráldez. Por ello propone acostumbrarse de manera progresiva. «Si alguien se siente incómodo debe ir adaptándose. Correr distancias más pequeñas, o fragmentarlas, e ir a menos intensidad», señala. Además, no considera necesaria la preparación previa a la actividad, y prioriza la salud antes que el esfuerzo, «lo importante no es rendir o sentirse cómodo, lo importante es evitar el contagio», sentencia.

Pequeños bastidores para evitar que la mascarilla se pegue a la boca

La protección higiénica o quirúrgica evita la propagación del virus en caso de personas asintomáticas. Más cómodas que las FFP2 por su mayor transpirabilidad, su problema es que durante la actividad física se pueda acabar pegando a la boca, provocando una mayor dificultad para respirar. Manonelles recomienda para ello «unos pequeños bastidores que se colocan debajo de la mascarilla e impiden que se pegue a la boca». Y no solo eso, sino que, al evitar el contacto con la cara, el nivel de humedad que adquiere por el sudor se reduce enormemente. Aún así aclara que «con el sudor, la mascarilla no pierde efectividad».

El sudor no resta eficacia a una protección higiénica, pero obliga a tirarla

«Para mojar una mascarilla tienes que correr a mucha intensidad», aclara el médico Rosendo Bugarín. El hecho de que pueda adquirir cierta humedad, tras un ritmo de carrera normal, no disminuye su protección. «No es común que se mojen como para dejar de ser válidas», señala. Eso sí, después de realizar la actividad física «habrá que tirarla, no se puede reutilizar aunque no hayan transcurrido cuatro horas». En el caso de que la mascarilla se moje por la lluvia «habría que llevar una de repuesto y cambiarla, puesto que en esos casos sí dejaría de ser efectiva». Aclara que, lo más importante es «llevarla siempre bien colocada».

No hay una solución diferente en función del tipo de deporte a practicar

Da igual si es para andar en bici, para correr o para salir a caminar. «La protección adecuada no varía en función del deporte a practicar», señala el epidemiólogo Juan Gestal. Aunque recomienda realizar deporte en zonas donde evitemos cruzarnos con gente, si esta situación no puede darse, recomienda ante todo «una buena colocación de la mascarilla y mantener la distancia de seguridad para evitar el contagio por aerosoles», señala, porque «el nivel de protección es independiente de la virulencia del virus». Se aconseja mantener los cinco metros de distancia de seguridad entre personas corriendo.