Eudald Carbonell, arqueólogo y paleontólogo: «Si no hacemos autocrítica, estaremos acelerando el colapso de la humanidad»

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El Premio Príncipe de Asturias de  Investigación Científica (1997) explica que «a la naturaleza le importa muy poco que nos extingamos». Algo, de lo que empezamos a ser conscientes con esta pandemia. De ahí, la importancia de «mantener el equilibrio ecosocial»

09 mar 2021 . Actualizado a las 11:41 h.

Eudald Carbonell (Ribes de Freser, Gerona, 1953) es uno de los arqueólogos y paleontólogos más prestigiosos de España. Es Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997 y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, entre muchos otros logros profesionales. Ha publicado numerosos libros y ensayos sobre la evolución social, el último, Materia viviente, vida pensante. Evolución y prospectiva de la conciencia humana, junto con Jordi Agustí Ballester. Para este estudioso de la evolución humana, esta pandemia viene a corroborar que el colapso de la humanidad llegará inevitablemente. No se cansa de decirlo, porque considera imprescindible que tomemos consciencia de ello para que la sociedad cambie de rumbo lo antes posible.

—Piensa que el colapso de la humanidad llegará sí o sí.

—Es lo que pienso. Llegará con una gran probabilidad porque estamos viendo continuamente que la conciencia de especie no está socializada. Por ejemplo, hasta con las vacunas de la pandemia hay una contradicción humana importante. Mientras que los científicos colaboramos para pasarnos la información y para que se pueda avanzar en cómo encontrar un remedio al covid, después llega la producción y los intereses económicos, las multinacionales y las farmacéuticas, y lo que hacen es vender al mejor postor y no utilizar la inversión pública hacia patentes de uso público. Si se agudizan, estas contradicciones son las que nos pueden llevar a que el colapso de la especie se acelere. No a que haya un colapso que, en mi opinión, esto es una cuestión que queda muy establecida, sino a que se acelere. Si no nos sirven experiencias como la pandemia para romper estas contradicciones y hacer corresponsables a los individuos y a la colectividad, es evidente que vamos a marchas forzadas hacia el colapso.

—¿Se puede predecir cuándo ocurrirá?

—Eso es una bola de cristal y es más complicado. Yo tampoco me atrevo, pero fíjate que estamos hablando no de la extinción de la especie, aunque yo estoy trabajando en un libro que se llama Humanización o Extinción, sino que estoy pensando realmente en un crack social evolutivo, en una crisis de tipo estructural evolutiva, que obligará a la reestructuración. Es decir, un colapso de mucha energía que convertirá las relaciones sociales y medioambientales en caóticas, pero obviamente después de eso, la materia y la energía siempre se reorganizan. Es decir, es un proceso de selección a la evolución humana.

—¿Y no hay manera de evitarlo?

—En mi opinión hay cuestiones que pueden contribuir a evitarlo. En primer lugar, la feminización de la especie. Integrar realmente la complementariedad sexual en los procesos de pensamiento y de toma de decisión de la especie. La individualidad colectiva para frenar el individualismo. No colectivizar a los individuos, sino que los individuos converjan y socialicen su acción y su pensamiento humano, esta es otra cuestión. Otra, abortar la globalización ya. Romper con este proceso de uniformización y de pérdida de la diversidad humana. Este es muy importante y trascendente. Y trabajar por la planetización, para aumentar la diversidad en un proceso nuevo de adaptación gracias a la ciencia y a la tecnología. Estos serían algunos de los elementos que permitirían ampliar esta conciencia crítica de la especie y evitar un colapso duro.

—¿De qué manera influye la globalización?

—Lo pienso por los intereses, entre otras cosas, de clases extractivas que no piensan en el bien general, sino en el aumento del enriquecimiento propio. Y desde luego en la falta de solidaridad de algunos especímenes humanos, donde el individualismo es más importante que la individualidad colectiva. Probablemente en un futuro tengamos varias especies o subespecies humanas biotecnológicas, tecnológicas, biológicas, etc. Y esta diversidad puede fomentar la existencia de varias salidas interdependientes a los procesos que estamos sometidos. Pero si cambias la diversidad y la conviertes en uniformidad no hay otras experiencias con las que utilizar información para continuar pensando en el futuro.

—¿Esta experiencia ha servido para algo?

—Todo sirve si realmente hay una actitud de hacer autocrítica. Hablo de colapso porque estoy convencido que si no se trabaja mucho en la educación de la conciencia crítica de la especie, esta autocrítica no la haremos y si no la hacemos se acelerará el colapso.

—¿Qué es lo que deberíamos estar haciendo ya y que todavía no hemos hecho?

—Pensamos que las cosas se van a solucionar solas y es verdad, porque el propio proceso evolutivo ya las soluciona, pero a veces en lugar de solucionarlo, lo empeora. Hemos llegado a un punto en el que la humanidad tiene que coger el toro por los cuernos y no podemos continuar esperando que el azar vaya produciendo los cambios en la propia evolución, sino que debemos marcar los objetivos como humanos.

—¿Debemos mantener las divisiones sociales, económicas y políticas actuales?

—Mantener la diversidad significa mantener los territorios en el propio espacio tiempo. Diferentes lenguas, diferentes culturas, formas de organización. Pero esto tiene que estar en el marco de una interdependencia de la especie para que haya una evolución responsable. Romper la diversidad no es un buen invento.

—La naturaleza ya ha dado un aviso, ¿se acabará rebelando contra nosotros?

—Sí. La naturaleza es un sistema termodinámico sin moral, sin ética y sin ningún tipo de pensamiento preestablecido y funciona independientemente de que estemos los humanos o no. A la naturaleza le importa muy poco que nos extingamos. Por eso, debemos mantener el equilibrio ecosocial.