La Fiscalía pide procesar a 13 miembros de los CDR de Cataluña por terrorismo

La Voz REDACCIÓN

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Los CDR estuvieron detrás de los disturbios violentos en otoño del 2019 en Barcelona
Los CDR estuvieron detrás de los disturbios violentos en otoño del 2019 en Barcelona Andreu Dalmau

Uno de los procesados, Germinal Tomás, grabó un vídeo explicando cómo detonar un explosivo adosado al cuerpo en caso de ser abatido

20 ago 2021 . Actualizado a las 15:52 h.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido procesar a los 13 miembros de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) detenidos en el 2019 en Cataluña que presuntamente preparaban sabotajes o acciones violentas en empresas y sedes oficiales por un delito de pertenencia a organización terrorista.

En un escrito dirigido al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia, al que ha tenido acceso Efe, el ministerio público reclama procesarles a todos por terrorismo y suma los delitos de tenencia y de fabricación de explosivos para nueve de ellos. Según la Fiscalía, los CDR son grupos «compuestos por una pluralidad de personas que tendrían como objetivo subvertir el orden constitucional de forma material, mediante una estrategia planificada y organizada».

Los 13 miembros de los CDR estaban agrupados bajo el autodenominado Equipo Táctico de Resistencia (ERT) - cuyo iniciador fue Ferrán Jolís Guardiola en el 2018- y fueron detenidos en el 2019 por supuestamente planear acciones violentas en respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas.

Todos ellos, añade, «habrían superado la actividad dentro del respectivo CDR y conformado una organización terrorista paralela, de carácter clandestino y estable, cuyo objetivo sería el de llevar a cabo acciones violentas o atentados contra objetivos previamente seleccionados utilizando para ello los explosivos y/o sustancias incendiarias fabricados en los dos laboratorios clandestinos que la propia organización tenía instalados en dos domicilios».

La Fiscalía define al ERT como «una célula integrada por los investigados» que «evidencian una gran radicalidad» y que forman «un grupo clandestino de individuos de la máxima confianza que se muestran totalmente entregados a «la causa», habiéndole sido encargadas la realización de las acciones más sensibles».

En su opinión, su objetivo final como organización era «conseguir la independencia de Cataluña, empleando para ello la violencia en su máxima expresión», forzando con ello, de modo coercitivo, a las instituciones a conceder la separación de Cataluña del resto de España.

Los miembros del ERT han tenido una «participación activa» en los cortes de carretera, vertido de aceite en la carretera para impedir los traslados de los presos del procés y levantamiento de las barreras de los peajes. Además, por orden de un «CNI catalán» planeaban «ocupar el Parlament, y defenderlo posteriormente» estableciendo bases de «intendencia», para permanecer en el interior del edificio al menos una semana, montando antenas de larga distancia para mantener las comunicaciones, con un presupuesto estimado en 6.000 euros.

De entre los investigados, la Fiscalía destaca el papel de Eduardo Garzón Bravo, que «dentro de la organización terrorista ejercía un papel fundamental de dirección, coordinación, dinamización y planificación de las actividades del grupo».

Él fue uno de los asistentes a una reunión celebrada el 10 de julio del 2019, entre fuertes medidas de seguridad, en Montcada i Reixach (Barcelona), a la que asistieron varios de los investigados y que «fue concebida como el punto de encuentro de diferentes células que estarían llevando a cabo actividades de fabricación y elaboración de las sustancias explosivas e incendiarias».

La misma -continúa la Fiscalía- «fue concertada con el objetivo de coordinar esas actividades además de la logística necesaria para llevarlas a cabo, así como la obtención de la financiación».

Como actuar antes de ser abatido

El escrito de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en el que pide el procesamiento de los CDR encausados por un delito de pertenencia a organización terrorista, recoge que a uno de ellos, Germinal Tomás Abueso, se le encontró un vídeo autograbado en su móvil en el que se le observa realizando un circuito electrónico y explicando la utilidad del mismo, siendo esta la de explosionar un artefacto adosado al cuerpo de una persona de tal manera que, aunque la persona que lo porte fuera abatida, la detonación del explosivo se produciría.

De lo investigado, el fiscal indica que Germinal Tomás se encuadra en la confección de sustancias incendiarias, deflagrantes y explosivas, así como en la obtención de informaciones relativas a posibles objetivos. En la producción de esa termita trabajaba junto a Jordi Ros y Alexis Codina en el domicilio de este último.

Sus visitas a esa vivienda se sucedían habitualmente en horas nocturnas y estaba varias horas a lo largo de un período de tres a cuatro meses. Los implicados manifestaban su preocupación por la peligrosidad de las actividades que estaban realizando, como queda de manifiesto en diversas conversaciones entre ellos.

Enmarcado en esas pruebas que hacían en el jardín de Codina, el investigado habría adquirido los conocimientos necesarios (con asesoramiento de expertos), y realizó la compra y la búsqueda de las sustancias o elementos necesarios para su fabricación realizando pruebas con dichas sustancias y otros artefactos.

Además, de las pesquisas se supo que en su dispositivo informático había un archivo que contenía un enlace a un documento denominado Terrorismo casero y que era «un compendio de otras dos obras de referencia en el mundo terrorista y anarquista como son The terrorist Handbook2 y el The anarchist's cookbook. También se le encontraron otros documentos, como el denominado Taller de química espectacular --un manual sobre reacciones químicas--, un archivo en el que se detalla la funcionalidad de los óxidos de hierro --uno de los elementos clave para la confección del agente termita--, o un manual sobre la experimentación con electrólisis.

Hallaron un vídeo autograbado en su móvil en el que se le observa realizando un circuito electrónico y explicando la utilidad del mismo, siendo esta la de explosionar un artefacto adosado al cuerpo de una persona de tal manera que, aunque la persona que lo porte fuera abatida, la detonación del explosivo se produciría.