El icono de la cosmética Revlon se declara en quiebra con una deuda de 3.500 millones de euros

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La marca creada durante la Gran Depresión con esmaltes de uñas y barras de labios no ha podido superar el golpe en sus ventas de la pandemia y la elevada inflación

16 jun 2022 . Actualizado a las 17:11 h.

Revlon, el icono de la cosmética estadounidense durante décadas, no llegará al centenario. O sí, si encuentra comprador después de declararse en bancarrota ante un juzgado de Nueva York tras acogerse a la legislación concursal de ese país. La compañía fundada durante la Gran Depresión (1932) por los hermanos Charles Revson y Joseph Revson y el químico Charles Lachman, que dieron nombre a la empresa, no ha logrado evitar la suspensión de pagos, al no poder hacer frente a una deuda de 3.500 millones de euros y una caída de su cotización en bolsa que redujo a la mitad el valor de sus acciones. Su capitalización bursátil apenas alcanza los 118 millones de euros.

La pandemia, los problemas de suministro y una deuda a largo plazo superior a los 3.000 millones de euros ha pesado como una losa en unos momentos en los que la elevada inflación no ha hecho más que empeorar sus costes. Sus actuales propietarios, el holding del financiero Ronald Perelman MacAndrews & Forbes, se vieron incapaces de refinanciar un pasivo que se acumulaba incluso antes de la crisis sanitaria. A cierre del 2021, los ingresos de la empresa apenas sobrepasaron los 2.000 millones y las pérdidas superaban los 200, que se añadieron a varios ejercicios en rojo.

La marca ha sido toda una referencia en el mundo de la cosmética durante décadas. Sus creadores comenzaron con la venta de una laca de uñas a la que aportaron el color. Posteriormente, a la manicura incorporaron labiales, con una política de márketing innovadora que haría de Revlon una marca incontestable en el mercado frente a sus rivales.

El gran momento del gigante norteamericano se produjo cuando emprendió su expansión internacional e incorporó a su cartera todas las firmas que se encontró a su paso y le permitieron crecer en rentabilidad. Hasta que en la década de los 80, MacAndrews & Forbes se hizo con la compañía en una operación con deuda de baja calidad que lastró la marcha del grupo. Fueron años de tránsito hasta sanearse. Pero en el 2016, con la compra de Elizabeth Arden, la gestión volvió a torcerse al no poder afrontar sus compromisos financieros y llegar finalmente a la bancarrota.

Revlon cuenta con varios centros de producción en todo el mundo, también en España, concretamente en Tarragona, cuya fábrica visitó el pasado noviembre la hija del mangnate, Debra Perelman, como actual presidenta y consejera delegada de la compañía.