Fernando Jáuregui: «El PSOE no se ha roto por el orgullo de sus militantes de defender y trabajar por su idea»

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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El periodista Fernando Jáuregui, autor del libro «La foto del Palace»
El periodista Fernando Jáuregui, autor del libro «La foto del Palace» Carlos Luján | EUROPAPRESS

El periodista y escritor recuerda en el libro los 14 años de gobierno socialista, «los diez primeros muy buenos y los cuatro últimos muy malos»

24 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Este 28 de octubre se cumplen cuarenta años de la histórica victoria del PSOE en las elecciones que supusieron la consolidación de la democracia en España y la llegada al poder de Felipe González. En medio del aluvión de recuerdos de aquellos días, un testigo directo recopila sus vivencias de aquella noche feliz y su impacto en el socialismo de las últimas cuatro décadas. Fernando Jáuregui (Santander, 1950) recopila en La foto del Palace (La esfera de los libros, 470 páginas) esta etapa de la historia de España a través de las conversaciones con decenas de dirigentes del partido. «Casi todos menos Pedro Sánchez, que lo entiendo, y Alfonso Guerra, que no quiso participar por viejas rencillas».

—¿Cómo recuerda usted la foto del Palace?

—Pues como un ejercicio de euforia contenida. La gente estaba muy contenta, pero nadie quería hacer una exhibición. Me consta que Felipe González dio instrucciones desde días antes, cuando tenía claro que iba a ganar, de no hacer propuestas extremas ni nada que pudiera asustar a la gente. Y eso fue en buena medida parte del éxito de su mandato. Lo más radical que hizo fue la expropiación de Rumasa. Y fácilmente justificable por la situación económica de las empresas.

—¿Cómo calificaría esos 14 años?

—Pues diez muy buenos y cuatro muy malos. Los diez primeros, de una transformación silenciosa, sin gritos ni proclamas, con la vista puesta en América Latina y en Europa, los éxitos de los Juegos de Barcelona, la Expo de Sevilla, el AVE... Fue un gran cambio antes de cuatro años terribles, llenos de corruptelas, con los Conde, De la Rosa y similares campando a sus anchas.

—¿Cómo cree que se recuerda aquella época?

—Pues tengo la sensación de que lo malo se ha olvidado demasiado rápido. Veo por ahí como si nada hubiera pasado a muchos de los protagonistas de los escándalos de Filesa, los GAL o las escuchas a todo el mundo, desde el rey al presidente del Madrid, pasando por muchas otras cuestiones, como si nada hubiera pasado. Y eso me preocupa.

—¿Y de la era Zapatero?

—Tengo mejor concepto de él que la mayoría. Primero, porque creo que es una buena persona. Y luego porque fue clave en la negociación que acabó con ETA y ayudó a conseguir importantes avances sociales. ¿La crisis? Fue víctima de la inercia económica. Probablemente, no sabía mucho del tema, pero lo arrolló la situación.

—Muchos consideran a Zapatero como el padre de la actual generación de líderes del PSOE.

—No es cierto. El verdadero padre de esta generación es Pepe Blanco, que andaba por allí a su libre albedrío y que fue el que dio alas a esta generación a la que, por cierto, Pedro Sánchez llegó el último. Los que estaban instalados eran Antonio Hernando y Óscar López y a Pedro se lo encontraron literalmente en la puerta.

—¿Y la etapa de Pedro Sánchez?

—Pues soy menos duro con él que la mayoría. Soy de los que creo que nadie puede hacerlo ni todo mal ni todo bien. El presidente ha tenido cuatro pedros. El primero, el que se lanza a las primarias. El segundo, el desterrado por sus compañeros. El tercero, el de la reconquista contra todo el partido y el cuarto, el que llega después de la moción de censura, el gobernante, el resiliente, el que ahí sigue y que yo creo que aún va a dar muchas sorpresas.

—Las encuestas, excepto el CIS, no le son muy favorables.

—Ya ha demostrado que es de los que no se rinde. Y le voy a decir una cosa. Los que somos feos sabemos que en la vida ser guapo ayuda. Y el presidente es guapo, como el rey Felipe. Son dos excelentes embajadores de España. Pero Pedro Sánchez tiene un problema, que no cae simpático, que no es simpático. Pero es muy trabajador y no se va a rendir ahora.

—Cuenta que el PSOE ha estado a punto de partirse cien veces.

—Sí, muchas veces desde los tiempos de Indalecio Prieto y Largo Caballero. ¿Y sabe por qué no lo ha hecho?

—¿Por qué?

—Por el orgullo de sus militantes de defender y trabajar por una idea. Me lo dijo Felipe González hace un año, cuando acudió a un acto por el 40 aniversario del congreso del PSOE que le aupó a la secretaría general antes de ganar las elecciones del 82. Le pregunté qué hacía allí, con todo lo que había dicho de Sánchez y las enormes diferencias que tenían. Y me dijo algo que reafirma mi idea: «Estoy aquí porque, aunque no te lo creas, soy y seguiré siendo socialista y este es mi partido».

—¿Cuándo ha estado más cerca esa ruptura?

—Todos los cambios en el PSOE siempre han sido traumáticos y con un punto de improvisación. Desde Suresnes, con la llegada de los sevillanos y los vascos para acabar con el dominio de los masones refugiados en Toulouse hasta la victoria de Pedro Sánchez en el 2017 contra Susana Díaz y todo el partido, pasando por las primarias entre Almunia y Borrell o el congreso que se decidió por una maniobra de Alfonso Guerra contra José Bono que acabó dando la victoria a Rodríguez Zapatero.

—Su libro incluye 28 fotos clave para entender el relato.

—Sí, y falta una que considero clave, que es la del mitin de Ifema de junio del 2017 en el que todo el pasado del PSOE le da su apoyo a Susana Díaz una semana antes de perder las primarias con Sánchez. Pero si tengo que elegir una, al margen de la de portada, diría otra que tampoco he podido incluir, la del saludo cariacontecido de Mariano Rajoy a Pedro tras el éxito de la moción de censura del 2018.