La tragedia de Ischia se cobra ya siete vidas y pone a Italia ante la necesidad de un plan hidrogeológico

gonzalo sánchez ROMA / EFE

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Vista aérea de los daños causados por el desprendimiento de tierras junto a una vivienda de la isla de Isquia
Vista aérea de los daños causados por el desprendimiento de tierras junto a una vivienda de la isla de Isquia Ciro Fusco | EFE

Los servicios de emergencia continúan buscando a cinco personas desaparecidas

28 nov 2022 . Actualizado a las 12:32 h.

El corrimiento de tierra en la isla italiana de Ischia, en el golfo de Nápoles, ha evidenciado la necesidad de un plan contra la inestabilidad hidrogeológica en un país con parte importante de su territorio en riesgo, agravado además por la crisis climática. El balance provisional de víctimas mortales ascendió este domingo a siete, mientras prosigue la búsqueda de al menos otros cinco desaparecidos, confirmó el cuerpo de bomberos.

En el último balance provisional de la tragedia figuran la primera víctima encontrada el sábado, Elenora de 31 años, y otros seis hallados este domingo: dos hermanos de 10 y 6 años, niño y niña; una pareja con su bebé nacido el 4 de noviembre y Nikolica, una búlgara de 58 años de edad.

Todavía se dan por desaparecidas en la tragedia a cinco personas, por lo que las labores de búsqueda proseguirán en las próximas horas.

La creación de un plan que evite en el futuro tragedias como la de Ischia es la principal reclamación de organizaciones, sindicatos y hasta de miembros del Gobierno. El ministro para la Protección Civil y Políticas del Mar, Nello Musumeci, señaló que toda Italia presenta «una gran fragilidad» desde el punto de vista hidrogeológico y sísmico pero «falta una correcta lectura del territorio» y «medidas estructurales».

«Ha llegado el momento de poner en marcha un serio programa de prevención que contemple intervenciones estructurales, no anuncios. La puesta en seguridad del territorio es la mayor obra pública que deberemos realizar en los próximos años. De lo contrario, seguiremos llorando otros muertos», avisó en una entrevista a Il Messaggero.

La última tragedia se dio en la vacacional y volcánica isla de Ischia, donde se desprendió una parte del monte Epomeo por las lluvias torrenciales y sepultó con fango calles enteras del municipio de Casamicciola, en su vertiente norte. El de esta isla, de frecuentes terremotos y corrimientos de tierra —el último en el 2009—, es el último desastre de un año marcado por las tragedias naturales, como el desprendimiento en julio del glaciar alpino de la Marmolada, con 11 muertos, o el aluvión de las Marcas en septiembre, con las mismas víctimas mortales.

En el 2016, año agitado por numerosos terremotos en las regiones del centro montañoso, Italia empezó a elaborar un Plan nacional de adaptación a los cambios climáticos, aún consultable y preciso, pero aunque se presentó dos años después, nunca se aprobó.

El riesgo es especialmente elevado ya que Italia está delimitada al norte por los Alpes, con glaciares sometidos al aumento de las temperaturas; toda la península está recorrida por la cordillera de los Apeninos; además se sitúa en una zona sísmica con frecuentes terremotos —como el de Amatrice del 2016, con 300 muertos— y posee varios volcanes, entre estos el Etna, el más activo de Europa.

Un informe reciente de la Unión de Municipios y Comunidades Montañosas (Uncem) avisa de que las localidades sometidas a una actividad sísmica alta o medio-alta son 2.902, el 36,3 % del total, mientras que el riesgo alto afecta a 707 pueblos y ciudades (8,8 %).

En cuanto al riesgo hidrogeológico, los derrumbes de montañas y otros desprendimientos de detritos como el de Ischia se han repetido en más de 600.000 ocasiones en diferentes entidades desde el 2015.

Esta amenaza es omnipresente en Italia, donde el 63,9 % de sus municipios tienen al menos una parte de su territorio en una zona en la que podría producirse un derrumbe, pero la peor situación se vive en los Apeninos, donde todos sus pueblos (99,2 %) están en riesgo.

«¿A qué esperamos para asegurar el territorio? Los científicos nos han dicho lo que debemos hacer: está escrito en aquel plan, que incluye plazos y programas de inversión», planteó en La Repubblica el presidente de la asociación Legambiente, Stefano Ciafani.

Pero los geólogos y expertos en estas horas también avisan de que falta «manutención» y también controlar el «consumo del suelo» de Italia, estipular claramente dónde se construye en base al riesgo que implica la zona.

Precisamente este es uno de los debates que el desastre de Ischia ha suscitado ya que la isla fue agraciada en el 2018, tras el terremoto del año anterior, con una amnistía urbanística que condonó las casas «abusivas» construidas en el pasado en lugares no apropiados.

El diputado de Alianza Verde e Izquierdas, Angelo Bonelli, señaló que solo en los municipios de Casamicciola y Lacco Ameno, afectados por este el último corrimiento, se amnistiaron más de 6.000 viviendas «abusivas».

«Ha llegado el momento de detener las condonaciones urbanísticas», exigió en un comunicado.