Educación y oposiciones: las claves de la «oficialidad amable»

ASTURIAS

Frente al respaldo de Podemos e IU y el veto explícito de PP y Ciudadanos, Foro ha reclamado explicaciones y un modelo basado en la voluntariedad

20 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera ronda de contactos para la reforma del Estatuto de Autonomía de Asturias se cerró con un asunto estrella, la oficialidad del asturiano y los planteamientos esperados al respecto de los grupos participantes (el gobierno no invitó a Vox por su oposición al estado de las autonomías). PP y Ciudadanos rechazaron de plano la oficialidad llegando a considerarlo una línea roja en las negociaciones; Podemos e IU sumaron su respaldo a aumentar la protección de la lengua asturiana y el diputado de Foro, Adrián Pumares -que puede ser clave al sumar el voto 27 que da la mayoría suficiente- se mostró «decepcionado» por a propuesta inicial y reclamó que se clarifique cómo sería ese modelo de oficialidad.

En declaraciones a la RPA el pasado viernes, Pumares indicó que «si en el estatuto se reconoce la oficialidad luego tiene que haber una reglamentación, una ley posterior y lo que le he dicho al presidente es que hay que traducir la 'oficialidad amable' en unos términos que podamos entender todos». El secretario general de Foro recordó además que su grupo apuesta por una oficialidad «con voluntariedad, sin obligatoriedad ni imposición».

Pero no resulta fácil responder a la pregunta, de momento. Desde el Gobierno asturiano y por boca del propio presidente, Adrián Barbón, se recalcó que a partir de ahora la negociación queda en manos de los grupos parlamentarios y que esperan que entre ellos se fragüé un consenso suficiente, un acuerdo para llevar a cabo un modelo propio de oficialidad en Asturias. Eso sí, ya en la primera jornada se apuntó que el modelo de redacción (no el de implantación de la lengua en terrenos como la educación) será el de la comunidad vecina de Galicia que en el punto 5 de su Estatuto recoge que la lengua propia de Galicia es el gallego y que tanto el gallego como el castellano son oficiales y «todos tienen el derecho de conocerlos y usarlos». Galicia también establece que los poderes públicos de la comunidad garantizarán el uso normal y oficial de los dos idiomas y potenciaran la utilización del gallego en todos los órdenes de la vida pública, cultural e informativa, y, dispondrán los medios necesarios para facilitar su conocimiento, a la vez que recoge que nadie podrá ser discriminado por razón de la lengua.

Otra pista: al término del Consejo de Gobierno de este viernes, la portavoz del Ejecutivo autonómico, Melania Álvarez insistió en que «no es que no tengamos modelo, la responsabilidad no recae solo en el Gobierno sino que el modelo elegido deberá construirse con los grupos que busquen el acuerdo y con los que se pueda alcanzar el mayor acuerdo posible. Están en juego los intereses de Asturias, no de los grupos que participan en la negociación» y que tras el reconocimiento de la oficialidad será una ley de normalización que tendrá que venir después la que desarrolle ese marco legal para la lengua asturiana y el gallego-asturiano.

A la pregunta concreta planteada por La Voz de Asturias al presidente el pasado mes de febrero, Barbón afirmó que «oficialidad amable quiere decir que debe responder a la realidad sociolingüística de Asturias, la que aceptaría la mayoría de los ciudadanos de Asturias. Amable quiere decir que habrá una potenciación y una protección pero, al mismo tiempo, respetando los aspectos de la voluntariedad en el uso. Es importante que no sea una oficialidad que genere tensiones internas».

Y de nuevo la cuestión vuelve a la reclamación de Adrián Pumares, a los recelos frente a posibles obligaciones. Una la habrá y que a diferencia de en este momento, cuando la Ley de Uso garantiza el derecho de los ciudadanos a dirigirse en asturiano a la administración pero no impone el deber de esta de contestar en la misma lengua, con la oficialidad sí que tendrá que responder en asturiano. Pero en la calle los cuestionamientos se refieren a dos puntos fundamentales, cómo será la asignatura en la escuela y a si se exigirá como un requisito para el acceso a la función pública.

Tres años atrás, antes del comienzo de la legislatura y cuando la FSA empezaba a preparar su programa electoral una vez votado en su congreso que apoyaría la oficialidad, La Voz de Asturias pudo conocer algunas claves que podrían servir de mimbres para los futuros debates.

Así el grupo de trabajo fijó tres ejes --relaciones con la administración, enseñanza y acceso a la función pública-- todos con el fundamento de garantizar en todo momento la voluntariedad, «nadie va a tener que hacer su vida en asturiano si no quiere, ni empresas ni particulares» según se destacaba en el documento. 

Las oposiciones

En el caso de las oposiciones para funcionarios, los postulados del grupo de trabajo en la FSA, pasaban porque en ningún caso se exija el conocimiento de llingua para acceder a un examen, salvo en los casos en los que se examinen para una plaza relacionada directamente con el asturiano. El conocimiento de la llingua sí contaría como mérito adicional, dará puntos, «en igualdad con lo que sucede ahora por saber otras lenguas europeas». Para acceder a un puesto en la administración en Asturias se valora ahora mismo como mérito saber inglés, alemán, catalán, vasco o gallego, pero no asturiano. Con la oficialidad, sí contaría, pero no será un requisito imprescindible «salvo que el puesto lo exija específicamente».

La escuela

En el caso de la enseñanza en ningún momento la FSA se había planteado generalizar que se utilice como lengua vehicular en la escuela, como tampoco lo ha hecho la Academia de la Llingua. El grupo de trabajo sí planteaba «garantizar que aquellos alumnos que quieran estudiar asturiano lo estudien efectivamente». En teoría en la actualidad debería ser así pero en la práctica depende de los ratios de alumnos y de un mínimo de demanda de manera que los centros educativos pueden optar por no ofrecer la asignatura. La propuesta socialista pasaba por «garantizar» que todo alumno que demande la asignatura podrá recibirla, siempre a requerimiento de los estudiantes y sus familias. En el modelo que elaboran no se recogía incluir la materia de asturiano como asignatura troncal para la generalidad de los alumnos y se insistía en que la asignatura será voluntaria. «El modelo pasa por una obligación para la administración para atender en asturiano aquello que se demande en asturiano pero con una voluntariedad total para la ciudadanía», señalaban.