Teresa Sanjurjo: «Nunca nos planteamos llegar a suspender la ceremonia de los Premios»

G. GUITER

ASTURIAS

Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de Asturias
Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de Asturias TOMÁS MUGUETA

La directora de la Fundación Princesa de Asturias habla sobre la ceremonia en la era postcovid, tras una edición en 2020 con severas restricciones que causó, incluso, la ausencia de algunos de los premiados como medida excepcional. Este año volverán los actos públicos con más fuerza

16 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Teresa Sanjurjo (Madrid, 1972) es directora de la Fundación Princesa de Asturias desde 2009. Es licenciada en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE) de Madrid. Miembro del Club de La Haya, donde fue presidenta entre 2016 y 2017, es académica correspondiente de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Directivos. 

-Si el año pasado fue el de la crisis sanitaria, este debería ser el del inicio de la recuperación. ¿Qué volverá a ser como antes y qué ha cambiado en los Premios tras el paso de la COVID-19?

-La esencia de la Fundación, de nuestros Premios, sigue siendo la misma que hace cuarenta años. El aplauso y el reconocimiento a los mejores, a las personas e instituciones que son ejemplos de excelencia, referentes para la sociedad; eso, desde luego, no ha cambiado. Han cambiado las formas, que se han adaptado a la evolución del mundo, incluso a una grave crisis sanitaria, que esperamos dejar pronto atrás.

-La situación respecto a la pandemia ha mejorado mucho, especialmente en Asturias. No obstante, hace pocos meses, al inicio del verano, había gran incertidumbre sobre cómo llegaría el otoño. ¿Cómo se planifica un evento de esta magnitud ante esa incertidumbre? ¿Habían previsto incluso la posibilidad de suspender la ceremonia?

-Desde el inicio de la pandemia, hemos trabajado con la atención puesta en dos principios fundamentales, el cumplimento de nuestra misión fundacional y la protección de la salud. Estas premisas, y la constante comunicación con las autoridades asturianas de salud pública, han guiado todas las decisiones que hemos ido tomando, teniendo siempre en cuenta los márgenes de prudencia y seguridad. Nunca nos hemos planteado llegar al límite estricto de la normativa, sino que hemos dejado un espacio de cautela, para la mayor seguridad de todos. Este año, al observar la evolución de la pandemia y los datos sanitarios nunca se planteó suspender la ceremonia.

-Pese a que las bases de los Premios establecen la obligatoria presencia de los premiados, la situación sanitaria forzó la ausencia de algunos de ellos el año pasado. Pero la pandemia nos enseñó a comunicarnos de otra forma. ¿Cree que se podría plantear la modificación de esas bases para permitir la asistencia telemática en algunos casos, por ejemplo, cuando al premiado le resulte muy difícil viajar por su condición física?

-Para nosotros es importante la presencia de los galardonados, no solo por la ceremonia, sino porque estamos convencidos de que su participación en las actividades culturales y sociales que organizamos en el marco de la Semana de los Premios aporta muchísimo valor al conjunto de la sociedad. Queremos que los premiados acudan a recoger el galardón, que puedan sentir el entusiasmo, la admiración y el cariño con que son recibidos en Asturias. En todo caso, la modificación del Reglamento es una cuestión que compete al Patronato. No es un tema que se esté considerando.

-Muchas empresas patrocinadoras siguen sufriendo los efectos de la crisis. ¿Qué repercusiones económicas ha tenido la pandemia en las cuentas de la Fundación y, por lo tanto, en la agenda de actos?

-Como todo el conjunto de la sociedad, tanto en el ámbito público como en el privado, instituciones, ciudadanos y familias, hemos sido conscientes de la crisis a la que la pandemia nos ha abocado y hemos realizado un ejercicio de restricción presupuestaria. Es importante tener presente que la mayor parte de nuestra financiación, más del 80 por ciento, procede de fuentes privadas. El apoyo constante de los patronos y miembros protectores, que son nuestros mecenas, ha permitido la continuidad de nuestras actividades sin que se viera afectada su calidad.

-La princesa Leonor es ya una “veterana” en los premios. ¿Qué cualidades destacaría en su carácter?

-S.A.R. la Princesa de Asturias posee unas cualidades que creo que todos podemos observar. Prepara con detalle y profundidad cada tarea que debe realizar, demuestra interés por todo lo que le rodea y tiene un gran sentido de la responsabilidad. Destacaría, además, su simpatía y amabilidad con todos.

-Al menos dos de los premios, Investigación y Concordia, tiene una relación más o menos directa con la salida de la pandemia. ¿Son los jurados actualmente más sensibles a la actualidad de lo que lo eran cuando se iniciaron los Premios?

-Desde sus inicios, en la Fundación siempre se ha advertido que existe una correspondencia entre las inquietudes, las necesidades y las tendencias globales con las candidaturas que se reciben cada año. Estas son un reflejo de las grandes cuestiones que afectan al mundo en cada momento. Los jurados de nuestros Premios son personas informadas, con una gran sensibilidad respecto a los problemas de su tiempo y por eso votan lo que consideran más oportuno.

-También el feminismo vuelve a estar muy presente en esta edición, con otros dos galardones relacionados en este sentido (Cooperación y Comunicación). ¿Cree que el papel de la mujer en la sociedad está aún cuestionado, al menos en el mundo occidental y por lo tanto necesita reconocimiento? ¿Cuánto camino queda por recorrer?

-Creo que, en el mundo occidental, la igualdad de las personas, la igualdad de los derechos es algo reconocido en todos los ámbitos. Es cierto, sin embargo, que, en ocasiones, los cambios sociales son más lentos que los cambios normativos, constitucionales, y es cierto, también, que la asunción de estos roles requiere de un mayor trabajo de sensibilización. Hay muchas cuestiones de las que somos conscientes y que poco a poco se van equilibrando.

-El premio de las Letras es muy amplio: literatura, poesía… Sin embargo, el premiado de este año en ese apartado, Emmanuel Carrère, siempre insiste en sus entrevistas que lo que escribe ya no es ficción. ¿Estaríamos hablando, por tanto, de un premiado de que cultiva el ensayo, tal vez más próximo a las Ciencias Sociales?

-El propio Emmanuel Carrère ha señalado con insistencia que escribe sobre hechos reales. A menudo, los críticos literarios y muchos de sus lectores hablan de un nuevo género que transita entre la ficción y la no ficción, en el que narra además su experiencia. No estamos, por tanto, ante un escritor de ensayos y no creo tampoco que su obra tenga relación alguna con las ciencias sociales.

-Por otro lado, el economista Amartya Sen se ha interesado por la lucha contra el hambre, el subdesarrollo y la desigualdad. ¿No sería, en este sentido, un campo más próximo a la cooperación?

-Las aportaciones de Amartya Sen han sido fundamentalmente académicas. Ha formulado teorías que han favorecido —y seguirán haciéndolo en el futuro— la adopción de políticas públicas que erradiquen cuestiones que han sido objeto de estudio, a lo largo de su trayectoria intelectual, como el hambre, el subdesarrollo y la desigualdad. Su obra y sus méritos son tan grandes que ha influido en muchos campos. También en el de la cooperación internacional.

-Hay notables candidatos a los Premios que fallecieron sin haberlo recibido, como es el caso de Juan Goytisolo a quien, sin embargo, sí se le otorgó el Cervantes. El año pasado ocurrió el fallecimiento de uno de los premiados antes de la ceremonia, Ennio Morricone, pero ya le había sido concedido. ¿Alguna vez se han planteado la concesión de un premio póstumo, como sí ocurre con otros galardones? ¿Cree que tendría sentido?

Cada premio tiene su carácter, su idiosincrasia y obedece a una razón de ser. En la Fundación Princesa de Asturias nunca nos hemos planteado otorgar premios a título póstumo. En el caso de Ennio Morricone, el premio se concedió en vida del Maestro, que lo agradeció y lo celebró. Desgraciadamente no tuvimos la ocasión de entregárselo personalmente, pero el premio ya había sido fallado y la intención de la Fundación Princesa de Asturias es continuar en esa línea.

 -Hace veinte años se fijó la dotación económica de los Premios en 50.000 euros, la misma cantidad que se entrega actualmente. ¿Ha pensado el patronato actualizar esa cifra?

-Es un debate que no se ha planteado en el seno del patronato. Personalmente, considero que esa cifra pone de relieve que la importancia del premio, el valor que le confieren los galardonados, reside en lo que representa; por su prestigio, por la relación de personas, de instituciones que lo han recibido con anterioridad y no, por su dotación. Todos sabemos que hay premios con una cuantía económica que supera ampliamente la nuestra y quizá sea un motivo para hacernos sentir aún más orgullosos.

-Aunque son asturianos, los Premios siguen vinculados sobre todo a la ciudad de Oviedo. ¿Veremos alguna vez la ceremonia de entrega en otro punto de Asturias?

-Los premios son asturianos, son españoles y son internacionales. La ceremonia de entrega tiene lugar en el Teatro Campoamor y nuestra intención es que siga celebrándose en este teatro que nos acoge, estrechamente vinculado a la historia de la Fundación. En todo caso, es evidente que la labor de los premios, de trasladar ejemplos, modelos y referentes al conjunto de la sociedad está cada vez más descentralizada. Hemos recorrido, y lo seguiremos haciendo, muchas localidades de la geografía asturiana. Actualmente, con la proyección en el ámbito digital, podremos crecer todavía muchísimo más y llegar a un mayor número de personas. El mensaje que nuestros Premios ofrecen es global.

 -¿Cuáles son los principales objetivos de la Fundación para los próximos años?

-La esencia de la Fundación, sus objetivos fundamentales, como señalé anteriormente, permanecen inalterables. Son las formas de alcanzar estos objetivos, las que se han adaptado a los tiempos. En un mundo cambiante, y con un cambio que es cada vez más acelerado, hemos de configurar nuevas herramientas, diseñar nuevas actividades para que la consecución de nuestros fines siga siendo tan exitosa como a lo largo de estos cuarenta años de historia.