El jabón más antiguo de la historia se distribuye en Oviedo

E.G REDACCIÓN

ASTURIAS

Jabones de Alepo Zanabili
Jabones de Alepo Zanabili

Los hermanos Amer y Taher Zanabili distribuyen desde la capital asturiana el prodcuto artesanal que su familia empezó a elaborar en Alepo

06 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el jabón más antiguo de la Historia, uno de los tesoros de Siria, se distribuye en Oviedo. Los hermanos Amer y Taher Zanabili, cirujano vascular en el HUCA el primero e ingeniero químico el segundo, distribuyen desde la capital asturiana el famoso jabón de Alepo, un «tesoro artesanal» producto que su familia lleva elaborando desde 1892. «Hablar del jabón de Alepo es hablar de Zanabili. Es un proyecto familiar del que nos sentimos muy orgullosos», cuenta Taher Zanabili.

Con este proyecto, aparte de continuar con parte de su historia, los hermanos Zanabili quieren mostrar una parte de toda la historia de Siria. «Lo que buscamos es enseñar la otra cara de Siria. Siempre se habla de la parte negativa del país, la muerte y la destrucción, pero allí también hay grandes cosas, como el jabón de Alepo, que representan la cultura, la tradición y la parte humana de un país maravilloso, de nuestra segunda casa», explica Taher.

La historia de los jabones de la familia Zanabili viene de lejos.  La guerra civil redujo a escombros la fábrica familiar. En 2011 las bombas arrasaron con la fábrica de jabón que había fundado su bisabuelo en un zoco del siglo XIII de la laberíntica ciudad vieja en el casco antiguo de Alepo, a escasos metros del emblemático palacio medieval que corona la ciudad más poblada de Siria. 

La fábrica familiar de Alepo bombardeada
La fábrica familiar de Alepo bombardeada

«En la fábrica de Alepo, teníamos alrededor de cincuenta trabajadores, todos ellos como de la familia. Afortunadamente no hubo que lamentar ningún muerto cuando la fábrica fue bombardeada, ya hacían un tiempo que esa zona permanecía cerrada culpa de la guerra» explica Zanabili. Tras las ruinas del negocio familiar también se iba el futuro de muchas de esas familias y el trabajo de una de las sagas de artesanos con mayor tradición. «Toda la familia se dividió por diferentes países buscando volver a empezar», cuenta Taher, pero no fue hasta que uno de sus primos en Turquía «volvió a poner en marcha el negocio familiar».

En Turquía, país al que llego escapando de la guerra, Abdulah Zanabili, primo de los ovetenses, fue quien volvió a levantar la fábrica familiar. «Todo volvió a empezar a finales del 2014. Con él se fueron muchos de los trabajadores de la fábrica, algo que ayudo a levantar el negocio», sostiene Taher. «También influyeron mucho las características de Turquía, que tiene las mismas condiciones climatológicas que Alepo. Allí hay materias primas, a los sirios les dan muchas facilidades para establecerse y tienen una cultura muy parecida», apunta. Los primeros años, el primo Abdulah y sus trabajadores empezaron produciendo diez toneladas anuales de jabón de Alepo en Turquía, actualmente salen de esa fábrica cien toneladas al año. “Desde allí se fueron ampliando los clientes por otras partes del mundo y desde allí viaja hasta nosotros aquí en Oviedo”, explica Taher.

Los dos hermanos ovetenses se sumaron al negocio familiar en 2018 a pesar de que tenían enfocada su vida por caminos totalmente alejados de la fábrica de jabón. Aun así, son la cuarta generación de una saga jabonera y eso se lleva en la sangre. “Mis hermanos y yo vivíamos con los jabones todos los veranos, jugábamos con los jabones. Nuestros padres nos mandaban todos los veranos para Alepo para que conociésemos nuestra historia”, señala Taher, que deja claro que su vinculación con la empresa es “sentimental y no económica”: “Nuestro trabajo está totalmente alejado de los jabones, ya teníamos nuestra vida hecha, pero no podíamos dar la espalda a nuestra historia. Es un tema sentimental y emocional más que económico”.

Los hermanos sacan horas de sus trabajos para hacer un homenaje a sus antepasados y a la tierra de sus orígenes ocupando sus ratos libres para llevar su «joya», el jabón de Alepo, a sus distintos puntos de venta, y no les va nada mal. «Lo cierto es que estamos muy contentos. Nuestra idea es seguir afianzándonos en España, donde tenemos más de 300 puntos de venta, y seguir introduciendo nuestros productos desde aquí en otros países como Francia y en Portugal», explica.  Aunque, donde más quieren mantenerse es en su tierra: “Estamos felices porque está gustando mucho en Asturias, tenemos diferentes puntos de venta, entre 20 y 25 aproximadamente, y queremos seguir creciendo aquí. Para nosotros es un orgullo que se conozca parte de nuestra historia en la tierra que nos vio crecer”.

El jabón de Alepo original, el que fabrica la familia Zanabili, es un jabón cien por cien vegetal elaborado a base de aceite de oliva, agua, hidróxido de sodio y aceite de bayas de laurel para darle ese característico aroma. Tiene un aspecto «rústico e incluso tosco», dice Zanabili: «Es un jabón natural y sostenible, que es algo muy importante para nosotros, y eso se nota en el producto. Todo es lo más natural posible».

Según asegura Taher, esa receta milenaria tiene propiedades «antioxidantes antiinflamatorios, antibacterianas y que previenen el envejecimiento» y además es asequible. «Se puede utilizar para todo. Cuando usas el jabón de Alepo estas cogiendo con la mano un pedacito de historia y oliendo a productos naturales. Es un jabón único», añade. El jabón de Alepo de la familia Zanabili es una pieza de un jabón que huele a la historia siria con un toque asturiano.