02 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Brexit es una palabra formada por dos: Britain y exit. Es decir Britania y salida. Eso parece que es lo que ha sucedido, aunque si decimos toda la verdad, Escocia votó quedarse en Britania; Irlanda del Norte lo mismo, y quienes se han querido ir han sido Gales e Inglaterra. Y en esta última parte de Gran Bretaña, su capital, Londres, se ha querido quedar.

Por mi profesión llevo estudiando a Gran Bretaña cuarenta y cinco años en los cuales he aprendido que son muy diferentes a los españoles, quizás a los latinos, en cuanto a su religión, filosofía de la vida y visión del mundo. Es decir, son protestantes, lo que significa que no pueden confesarse, no hay confesión, para que les perdonen los pecados según los vayan cometiendo. Por eso deben alejarse del mal todo lo que pueden, ya que sus pecados se van acumulando y van a limitar las posibilidades de alcanzar el cielo al final de la vida. Son empíricos, es decir, la acumulación de la experiencia es lo que procura el conocimiento y la ciencia. Todo debe ser experimentado antes de poder hablar de ello. Y en su visión del mundo se mezclan el pragmatismo, la racionalidad y el imperialismo, asuntos que los han llevado a momentos muy gloriosos de la Historia.

Entonces, ¿qué ha ocurrido para que se haya producido este Brexit?, es decir, el alejamiento del continente europeo y de sus instituciones y el rechazo a seguir perteneciendo al grupo de países europeos que lideran el mundo.

Mi respuesta es que la mayoría de la gente que ha votado que desean marcharse lo ha hecho, creo que se dice así, con las tripas, es decir, alejándose de su propia cultura, introduciendo conceptos que actualmente flotan en el aire de Gran Bretaña. Estas categorías son como globos a los que se les ha pintado palabras y frases claves y concisas que contienen vocablos como: emigrante, empleo, extranjero, libra esterlina, Bruselas, burocracia, leyes, directivas, imposiciones y un largo etc. que han ido ocupando el espacio de algunas ciudades que poseen una gran historia de reivindicaciones como Sheffield, Leeds, Bradford, Nottingham, Newcastle upon Tyne, Manchester, Liverpool, etc. en donde se ha votado alejarse de los vecinos después de leer tantos globos pintados.

Creo que en Gran Bretaña fallan las ideas que no han sido contrastadas antes. Una de ellas es la globalización y las que la acompañan como identidad cultural, interculturalidad, transculturalidad, pluriculturalidad, plurilingüismo, etc. Estas nociones no han sido experimentadas y de aquí que se hayan inmiscuido sin crítica en la concepción del mundo del votante normal de la calle.

Y, todo ello, sin que nadie les haya dicho que su cultura, su educación e investigación perderá algunos cientos de millones de libras esterlinas cuando la Comunidad Europea deje de darles dinero para proyectos de investigación en todas las ramas del saber. Estos proyectos los compartían con todos sus socios comunitarios. Y, por ejemplo, ya que todo el mundo está preocupado por ese idioma, ¿qué va a pasar con la lengua inglesa que dejará de ser obligatoria para comunicarse oficialmente, y en donde el francés, el alemán o el español pedirán ser el nuevo idioma oficial para lo escrito y lo oral de la Unión Europea?