Seis reflexiones sobre el movimiento electoral

Jaime Miquel
Jaime Miquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

22 jul 2016 . Actualizado a las 07:50 h.

Primera: Los resultados del 26J consolidan una estructura nueva de la representación donde hay tres fuerzas políticas hegemónicas en el ámbito estatal, el PP y el PSOE, votados sobre todo por los más mayores, y la suma de Unidos Podemos y lo que llamamos las confluencias, que reciben el voto de la mitad más joven del censo. Ciudadanos es el cuarto a dos millones de distancia de UP, pero a muchos más del PP, lo contrario que el PSOE y Unidos Podemos, que están prácticamente empatados. Aun así, hemos pasado de una serie (29 %-22 %-24 %-14 %-10 %) a otra (33 %-23 %-21 %-13 %-10 %), lo que significa que el bipartidismo ha progresado a costa de los partidos emergentes, que no han sabido dimensionar su potencial o han fallado en sus campañas. Lo que es distinto respecto a las elecciones del 20D es la movilización electoral en torno al PP y la desmovilización profunda de electores de IU, Podemos y las confluencias.

Segunda: El idilio entre Ciudadanos y el PSOE se prolongó durante toda la campaña, lo que tuvo tres efectos nefastos para los de Rivera: propició el retorno de más de 400.000 electores de origen popular que votaron a Ciudadanos el 20D, sus ingresos de origen PP quedaron reducidos a 220.000 electores del 20D y, lo que es peor, se desplazaron hacia el PP el grueso de los abstencionistas del 2015 de origen popular que habían considerado la posibilidad de votar a C’s. Electores antiguos de retorno al PP porque son de derechas y no entienden de alianzas con el PSOE. Además, Ciudadanos expulsó a otros 700.000 a la abstención, sobre todo jóvenes. Porque España no se rompe y los que votan a UP no son radicales o populistas, sino sus primos, amigos o compañeros de trabajo, además de hegemónicos en la generación más joven. Otros de los que expulsaron a la abstención son liberales o conservadores del siglo XXI que ya no tienen adónde ir, porque Rajoy les robó el orgullo que no les supo devolver Rivera. Ciudadanos no ha sabido expresar su potencial electoral y esto explica buena parte del mejor resultado final del PP.

Tercera: No hubo sorpasso al PSOE y Unidos Podemos fracasó el 26J: devolvieron 700.000 electores a los socialistas y se dejaron un millón en la abstención. Abandonaron la certidumbre plurinacional, lo que laminó las expectativas de En Comú Podem y En Marea, menos las de los valencianos, y se declararon amigos de Zapatero o contrarios al 15M, factor de discontinuidad social y por lo tanto electoral y explicativo de lo que están protagonizando. Lo que totaliza una pérdida de 1,7 millones de electores, y eso es un fracaso.

Cuarta: La suma de lo perdido por UP (1,7 millones) y C’s (1,1) totaliza 2,8 millones de electores del 20D desperdiciados por los partidos emergentes el 26J, un tercio de los que sumaron entonces. Lo que no significa que estos espacios electorales se estén desdibujando. Lo que sucede es que UP se parece más a IU/ICV y Ciudadanos más a UPyD que antes del 26J. De ellos depende rectificar y atender el mandato de sus votantes o terminar como Cayo Lara y Rosa Díez, con 3 millones de votos el primero y 1,8 millones la segunda en vísperas de las europeas del 2014.

Quinta: No hubo sorpasso, pero el PSOE también fracasó y sus cuentas con C’s no han salido. Aspiraban a reforzar su plataforma por progresión del otro, pensando en el PSOE que C’s mejoraría y viceversa, así todos ciegos pero contentos. Ya han podido comprobar que estaban equivocados, porque 85+32 es menos que 90+40.

Sexta: El empate técnico entre UP y el PP, situado sobre el brexit, fue el doble factor que propició la movilización profunda del electorado del PP en las circunscripciones interiores, allí donde el 20D no hubo sorpasso. UP potenció la movilización del electorado del PP introduciendo el empate técnico en la campaña, ninguna otra cabeza pensó en esta posibilidad: insultaron a la inteligencia de sus votantes y asustaron a los contrarios.