Golpe al golpe

OPINIÓN

29 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las consecuencias del fallido golpe de estado en Turquía hablan por sí solas: la purga que Erdogan ha realizado no puede ser más abultada: ha destituido a 60.000 trabajadores de sus funciones y ha detenido a 11.000 personas (entre jueces, fiscales, militares y civiles). Las imágenes al día siguiente del fracaso del levantamiento con algunos soldados involucrados (atados con el torso desnudo en un gimnasio o rodeados de gente que les agredía con cinturones y patadas) han dado la vuelta al mundo y denota la posible toma de la «justicia por su mano» por parte de los que mandan.

Mal asunto para un país que sonaba como candidato a formar parte de la UE. Entre las medidas excepcionales anunciadas a aceptar desde ya está la de suspender el Convenio Europeo de Derechos Humanos y la de declarar el Estado de Emergencia en todo el territorio turco (por tres meses) para permitir a las autoridades restringir la libertad de movimiento (con la excusa de proteger a la democracia). No se han olvidado algunos sectores en pedir, lamentablemente, el restablecimiento de la pena de muerte. Estas medidas enfrían, bajo mi punto de vista, cualquier posibilidad de que a corto plazo pueda Turquía entrar en el club de los veintiocho (contando todavía con el Reino Unido).

Y la pregunta clave que hay que hacerse mirando esta historia desde fuera: ¿Erdogan es «amigo» o «enemigo»? Pues como todo, depende para qué. No se nos tiene que olvidar a los europeos que firmamos este año un pacto de la vergüenza con él por el que a cambio de dinero estamos devolviendo a Turquía a los refugiados sirios que habían llegado a Grecia. Como siempre la «alta política», y más con la que toca las relaciones internacionales, se dirige por un camino que la gente común de la calle no comparte en la mayoría de las ocasiones, pero algunos factores clave (geoestratégicos sobre todo) obligan a tragar a nuestros gobernantes con dirigentes del estilo de Erdogan. Un golpe militar no es una solución, pero un contragolpe con la violación del Estado de Derecho, tampoco. Ojalá se recapaciten las medidas drásticas adoptadas y se dé fin al autoritarismo del Presidente turco.