No al terrorismo ambiental

OPINIÓN

12 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay verano, lamentablemente, en el que no se produzcan los vergonzosos incendios que asolan nuestro país, dejando un paisaje desolador y una impotencia abismal. Lo triste es que la mayor parte de los casos quedan impunes. Quienes provocan estas masacres saben perfectamente qué tienen que hacer para no levantar sospechas y así no ser perseguidos.

Me viene a la memoria los últimos casos ocurridos en Asturias, sobre todo en el occidente, antes de empezar este año. En diciembre de 2015 se declararon 364 focos en 57 concejos que calcinaron casi 15.000 hectáreas, de las que el 85 por ciento correspondía a monte bajo y el 15 por ciento a superficie arbolada, y los daños en este tipo de superficie se elevaron a 12 millones de euros. El municipio de El Franco fue el más afectado. La Guardia Civil informó de la detención de dos personas e investigó a otras doce, pero no tengo constancia de que haya proseguido judicialmente este asunto ni que haya por ahora una sentencia condenatoria contra quienes provocaron intencionadamente (según decían todos los indicios) esa masacre.

Quizás sea imposible evitar un incendio. El caso de La Palma (un alemán que vivía en una cueva quemó el papel higiénico que acababa de utilizar, en una zona con abundante pinocha y vegetación seca), además de ser curiosa por las características de la persona que lo hizo, no solamente se llevó 4.000 hectáreas, sino también la muerte de un agente forestal que luchaba contra el fuego. 

Por eso hay que dejar claro que no se puede ni se debe quemar. Corren peligro vidas humanas, además de provocar un desastre ecológico difícilmente recuperable a corto plazo. Seamos responsables. Quien con fuego juega, se quema.