Es verdad que si al programa le pusieron de nombre Mi casa es la tuya es porque Bertín y Fabiola compartían un espacio en común. Tan íntimo y unido que los dos se han convertido en un tándem acoplado como pocas parejas en televisión. Y eso que hay muchas y muy bien llevadas, como Iñaki López y Andrea Ropero, de La Sexta Noche; o Ana Pastor y Antonio Ferreras; o esas míticas que han funcionado hasta en Fin de Año, como Anne Igartiburu y Ramón García. Vale que estos dos no están casados, pero televisivamente funcionaron, al menos, los 31 de diciembre. El caso de Bertín y Fabiola tiene otra dimensión, porque ambos juegan en casa y ya dice el refrán que «dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición». La condición de Fabiola ha sido ir ganando terreno poco a poco hasta hacerse con la mitad del programa de Bertín, con ese toque dulcificado que ella tiene para arrimarse a los consortes, sobre todo mujeres. Lo hizo con Carolina Cerezuela la semana pasada, y lo hemos visto en temporadas anteriores, en las que cogía del brazo a mujeres de toreros o se dejaba vestir por Ágatha Ruiz de la Prada. Fabiola cada día pesa más en el programa y paso a paso se está configurando como un personaje televisivo que da bien en cámara. Tal vez sea por esa cosa práctica de las parejas de repartirse el chollo, pero de lejos parece que esa casa es más suya de lo que pensábamos.