Carta al Gobierno del Ayuntamiento de Oviedo: «Señores/as puercos/as»:

OPINIÓN

18 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Comienzo esta breve carta con el «Señores/as puercos/as» porque de puercos es no mantener pulcro lo que está concebido para estar pulcro por las consecuencias que para los cuerpos físicos y psicológicos acarrean su manifiesto y escandaloso abandono: el abandono de la señalización horizontal de tantas vías de la ciudad, muy curiosamente las más en territorio extramuros al nobilísimo y emperifollado núcleo gilipollesco que toda urbe tiene y que actúa como follador altanero y hasta violador de los moradores que a las faldas del altivo castillo han sido ubicados por razón tan extraña como la de no poseer faltriquera atiborrada de monedas de oro.

Callejuelas, calles, avenidas y glorietas tienen la pintura des-olada, u opaca, o desconchada: umbría la blancura de sus líneas continuas y discontinuas, y curvas hasta el círculo, y paralelas y anchas las de las cebras; y umbrío el amarillo de las laterales, las que anuncian la inmediatez de la acera. Ya al final de la que parecía ser ad vitam aeternam singladura de De Lorenzo, rematada por la de su lugarteniente Caunedo, los dos colores echaban lastimeras lágrimas. Pero que a estos dos les importara una mierda los avatares de la villanía se comprende fácilmente con solo fijarse en sus faltriqueras. Pero lo que resulta dramáticamente incomprensible es que este nuevo Gobierno, una coalición de PSOE, Podemos e IU, no tome conciencia ética del abrumador impacto que tiene el llanto del amarillo y del blanco.

A ras de suelo, ¿cómo demonios se mueve la gente? ¿No lo hace a pie o en vehículo? Verdad que son irrisorios estos interrogantes, señores ediles principales. Pues les arrojo otro: ¿De qué jodida manera se procede para que los coches no se entre-choquen entre sí y, especialmente, no se entre-choquen metales y huesos, aparte de semáforos, normas, multas y policías? ¿No será acaso con líneas de cierto grosor y color, visibles y bien visibles, que separen carriles y que griten «¡Atención piloto, va usted a penetrar en una franja habilitada para que los humanoides pasen!»?

Si ustedes, re-vestidos de los colores que aparecen en el espectro de las galaxias que más se están alejando de nosotros, fueran sensibles a esta paleta rojiza; si ustedes, solamente, poseyeran la normal normalidad, caerían en la cuenta de que, desde el atardecer hasta el amanecer, hay oscuridad sobre la calzada, y si llueve, la calzada entra en el estado de «No estoy», y, por consiguiente, las bandas longitudinales y transversales son mantenedoras de vida. O sea, que de apostar por no tenerlas relucientes, pongan ustedes en su lugar pegatinas del tipo de las de los paquetes de tabaco, con impactantes imágenes de personas partidas en dos y dos textos que digan: «Arriesga el pellejo circulando por aquí». «Ponga los pies sobre esta cebra de dos dimensiones y dejará de tener dimensiones».  Pero hagan algo, hostia: lo uno o lo otro.

(Te conozco, Wenceslao; te conozco, Rivi; sois majos; no te conozco Ana, pero me dicen que eres maja, y lo creo. Entonces, ¿por qué os comportáis como puercos (os pido disculpas, cerdos verdaderos; es una metáfora inadecuada: sorry), indiferentes al daño que causa vuestra indolencia? ¿Por qué insistís en actuar en desacuerdo con vuestras ideas? ¿Por qué sois lo que no sois? ¿Por qué no sois lo que sois?)

EGM

PD.: Gracias de corazón, Gobierno del concejo, por quitar de una putísima vez lo que quedaba de Franco y sus esbirros en esta ciudad de fachas.