Demasiado en juego

Rosa Paíno
Rosa Paíno TRIBUNA

OPINIÓN

18 oct 2016 . Actualizado a las 08:11 h.

En Mosul no solo está en juego la derrota del Estado Islámico. En la batalla se dirime el futuro del complejo escenario en que se ha convertido Irak y Oriente Medio. Fue precisamente en la gran mezquita de Mosul donde el 29 de junio del 2014 Abu Bakr al Bagdadi proclamó el califato islámico y dio inicio a la ofensiva en que los yihadistas se adueñaron en poco tiempo de gran parte de Irak y Siria, instaurando un estado de terror. Terror que terminó por salpicar de sangre las calles de París. Terminar con esa amenaza es lo que impulsa a Occidente a participar en la ofensiva.

Los yihadistas no entregarán Mosul sin dar combate, pese a ser no más de 8.000 frente a 30.000 soldados y milicianos. La batalla se prevé que se alargue meses y sus más de 1,2 millones de habitantes serán los que más sufran las consecuencias. Además de servir de escudos humanos, temen las represalias de las milicias chiíes.

Con la expulsión de los yihadistas se abrirá otra batalla. Irak puede verse arrastrado por las luchas sectarias y los intereses de países vecinos: Irán intentado reforzar su papel de aliado esencial y Turquía dispuesto a no perder influencia frente a los ayatolás y a impedir que los kurdos culminen su sueño de un Kurdistán independiente con Mosul de capital.