Abortar así

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

23 oct 2016 . Actualizado a las 10:18 h.

Descubres las esquinas del mundo cuando tu vida se desmorona y fuera nadie parece darse cuenta. En el terreno confortable de la niñez, todo parece transcurrir a tu medida. Un caso real: un niño de unos cinco años desayuna con la placidez que se instala a nuestro alrededor cuando la vida es eterna en cinco minutos. Observa la taza, observa la ventana. Y pregunta: mamá, ¿por qué cuando le doy vueltas al colacao amanece? La lógica del chaval es la que lo mantiene a salvo de la soledad. Aún no se ha roto su confianza ciega en ese orden perfecto que le reserva un lugar central en el universo. Un día, todo esa sinfonía se volverá quebradiza. Es fácil olfatear la sensación de abandono cósmico en la mujer que fue enviada a abortar a Madrid. Gestaba a un feto de veintidós semanas con problemas tan graves que lo convertían en inviable. La mujer debía abortar una gestación deseadísima cuatro largos meses después de haberse iniciado. Pero el sistema gallego objetó. No se entiende muy bien que en toda la red sanitaria del país el Sergas no encuentre a nadie que afronte un caso así. Que decenas de mujeres sean enviadas a Madrid y obligadas a costearse una estancia cargada de dolor y perplejidad. Esta historia salió de la peor forma posible. El viaje se convirtió en un infierno y tras ser sanitariamente maltratada en una clínica privada de Madrid, la mujer acabó perdiendo el útero y su capacidad para gestar hijos. Un juez ha condenado ahora al Sergas por prescribir este viaje y dictado una sentencia cuya contundencia debería avergonzar a más de uno. El caso es el extremo brutal de una gestión desastrosa de un asunto que compete cada año a muchas mujeres. Pregunte y seguro que encontrará a su alrededor amigas, primas, hermanas que pasaron por el trance de un aborto eugenésico de la peor forma posible: solas y desatendidas. Convencidas de que no iba a amanecer por muchas vueltas que le dieran a su colacao. Extrañadas de que la vida siguiera fuera con su pálpito mientras algo malo les sucedía a ellas.