IRPH: preferentes en diferido

OPINIÓN

29 oct 2016 . Actualizado a las 20:07 h.

Hace unas semanas se puso en contacto conmigo el colectivo de afectados por el IRPH y he de confesar que, hasta entonces, no sabía lo que significaban esas siglas. Una breve investigación me acercó a la problemática del Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios, una estafa colectiva que ha pasado desapercibida frente a otros escándalos más mediáticos como las cláusulas suelo o la venta de preferentes.

Aunque solo dos de ellas están relacionadas con la problemática de las hipotecas que tanto sufrimiento han provocado en este país, hay dos elementos clave que conectan el IRPH con las preferentes: ambas estafas se apoyaron en el desconocimiento de los consumidores y funcionaron como una vía de financiación encubierta para el sector bancario. La singularidad del Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios, no es únicamente que la atención mediática que ha recibido haya sido escasa, sino que, por culpa de ello, la reacción judicial está siendo muy lenta. Y es que la estrategia articulada en torno al IRPH es más sofisticada que la de otras estafas similares: diluye sus efectos entre un millón trescientas mil familias que fueron engañadas con falsas promesas y se apoyada en un mecanismo sumamente oscurantista.

El IRPH es el segundo índice hipotecario más empleado en España tras el Euribor. Se calcula mensualmente obteniendo la media simple de los intereses que cada banco cobra en España por los préstamos hipotecarios que concede. Esto, según explicaron las entidades a sus contratantes, sería beneficioso para ellos porque dotaba al índice de una estabilidad que les protegería de los posibles vaivenes del mercado; sin embargo, el paso del tiempo ha demostrado que los bancos (y antes también las cajas de ahorros) estaban engañando a sus clientes. Desde su aparición, el IRPH se ha mantenido siempre claramente por encima del Euribor. Y los bancos debían saber que sería así.

El sobreprecio que más de un millón de familias están teniendo que pagar por financiar la posesión de una vivienda digna es aún más doloso si destripamos el IRPH para averiguar cómo se calcula: esa media simple que publica el Banco de España mensualmente, da la misma consideración a los intereses que pagan los clientes de las grandes entidades que a los tipos con los que trabajan otras, infinitamente más pequeñas, que pueden llegar a ser mucho más elevados. Da igual que cientos de miles de clientes estén pagando un 4% y solo unas decenas un 6; la media simple de los dos datos, es un 5%. Para más inri, los bancos incluyen en sus cálculos las comisiones que cobran a sus clientes (que se han disparado a lo largo de los últimos años), de tal forma que se acaban pagando dos veces: primero como comisiones, al hacer uso de los servicios del propio banco, y luego a través del IRPH, que sube por culpa del pago de comisiones. No es de extrañar que las entidades hagan un esfuerzo por mantener la opacidad de este proceso. De hecho, los datos que suministran mensualmente al Banco de España ni siquiera son públicos.

Los afectados denuncian que a pesar de las supuestas bondades del IRPH, curiosamente no hay empleados del sector bancario afectados por este procedimiento. Son ellos mismos los que tras una larga pugna se están encargando de hacer ver a los tribunales la injusticia que supone este índice: resulta enormemente sencillo para las entidades manipularlo colocando unas pocas hipotecas con tipos muy elevados. En la práctica, ha sido muy sencillo para los bancos mantener el IRPH notablemente por encima del Euribor, pero ligeramente por debajo del escándalo público. Esta evidencia ha sido reconocida incluso por el propio Banco de España y, poco a poco, algunos parlamentos autonómicos como el de Cataluña, País Vasco, Andalucía, Cantabria y La Rioja, han aprobado mociones contra el empleo del índice. Finalmente, el IRPH fue puesto en cuestión en el mismísimo Parlamento Europeo: los votos de PP, PSOE, Ciudadanos y sus compañeros de grupo parlamentario, impidieron a finales del pasado año la prohibición de su uso, pero a pesar de ello el Gobierno recibió la recomendación de eliminarlo. En cualquier caso, no parece que el Ejecutivo de Rajoy tenga la misma prisa por subsanar esta estafa que por continuar con los recortes exigidos por Bruselas.

Las asociaciones de afectados no reclaman necesariamente la dación en pago; la mayoría solo quiere que, con carácter retroactivo, se calcule el sobreprecio que han tenido que pagar por sus hogares al estar sujetos a un índice legal, pero fraudulento, y poder así recuperar su dinero. Es probable que algunos aceptasen que dicho importe se dedujese de las cuotas restantes de su hipoteca. Probablemente no aspiran, como harían los bancos, a cobrar intereses por el capital del que han sido privados durante años por quienes se han aprovechado de su desconocimiento. Las familias solo quieren un poco de ayuda para continuar pagando la casa en la que viven, pero las entidades que malgastaron sus ganancias y luego socializaron sus pérdidas se resisten a devolver lo que según cada vez más jueces robaron a sus propios clientes.

El gobierno, mientras tanto, sigue mirando para otro lado. Le viene bien que se ocupe del asunto el poder judicial, que cada vez anda más escaso de recursos. No vaya a ser que esta clase de cosas se solucionen demasiado pronto y los bancos dejen de poder escoger cuándo y cómo devolver el crédito que le han pedido al conjunto de la sociedad.