Lo que había que hacer

OPINIÓN

31 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A los y las socialistas, a lo largo de nuestra historia, nunca nos ha temblado el pulso a la hora de hacer lo correcto, aunque fuese duro y difícil. Eso es lo que principalmente nos ha diferenciado siempre de otros partidos de izquierda, que nunca hemos dudado en tomar decisiones complicadas si con ello conseguíamos algún tipo de beneficio para el país al que servimos con convicción. Lo que ocurrió el sábado no es más que otro ejemplo de ello, una decisión dura y difícil, pero que era la correcta.

En mi artículo publicado en este mismo periódico el pasado 11 de julio, ya exponía los argumentos según los cuales, bajo mi punto de vista, el PSOE debía pasar a una abstención sin condiciones en caso de que el PP sumase apoyos pero no llegase a los 176 escaños. Insistía ya entonces en que no había que pactar condiciones con un PP en minoría con el que no compartimos ni hoja de ruta, ni proyecto, ni prioridades para el país, pero que debíamos dar ese paso para impedir unas terceras elecciones que sólo servirían para reforzar aún más a Mariano Rajoy. Hoy más que nunca estoy convencido de que hemos hecho lo correcto, si bien es cierto que deberíamos haber tomado esa decisión mucho antes, y de una forma mucho menos traumática. En cualquier caso, es ahora cuando el PSOE debe demostrar de lo que es capaz, y, sobre todo, que sigue siendo el instrumento más útil para la ciudadanía progresista y para la clase trabajadora de este país. Lo decía muy bien Antonio Hernando en la sesión del sábado: nosotros no seremos una oposición que venda soluciones mágicas, milagreras e imposibles, ni vamos a oponernos al Gobierno con camisetas de colores, gritos y espectáculo; somos un partido que ha gobernado este país durante los mejores años de nuestra historia, que tenemos experiencia y solvencia demostrada, y que vamos a impulsar desde la oposición todo tipo de iniciativas para desmantelar la obra política de Rajoy y del PP. Nos da igual que al PP le parezca bien o mal, porque no tenemos ningún tipo de acuerdo que cumplir con ellos. A cambio de nada nos hemos abstenido, y nada pueden esperar de nosotros que no sea una firme oposición y una brillante labor parlamentaria para recuperar los derechos perdidos en estos cinco años. Cierto es que Rajoy puede disolver la cámara en cuanto considere oportuno, pero ¿de verdad está dispuesto a ir a una nueva convocatoria electoral siendo él el responsable único de dichas elecciones y con el pretexto de que la oposición está haciendo su trabajo? Tengo serias dudas al respecto.

Lo que está claro es que comienza una nueva etapa en nuestra joven democracia parlamentaria. Una etapa marcada por el protagonismo del Parlamento, y donde el PSOE va a jugar un papel central y decisivo. Depende de nosotros, y sólo de nosotros, centrarnos en el trabajo parlamentario en favor de la gente y de la recuperación de sus derechos, así como en el reforzamiento de nuestro proyecto político y en visibilizar que es la única alternativa solvente al de la derecha. Se equivoca quien piense y defienda que el PSOE debe ahora enfrascarse en un debate sobre el liderazgo del partido. Se equivoca quien desde hoy quiera recorrer España buscando su beneficio personal en lugar de pensar en el interés colectivo. Y se equivoca quien piense que el mandato de la Gestora ha expirado y que es su obligación convocar Congreso ya, por dos motivos: el primero, que el Comité Federal no impuso a dicha Comisión ningún límite temporal a su mandato, y es quien debería haberlo hecho; y el segundo, que no es competencia de la Gestora -como tampoco lo era de la Ejecutiva- la convocatoria de ningún Congreso, sino que lo es del propio Comité Federal, que es el máximo órgano de este Partido aunque a algunos no les guste lo que dice. Llegará el momento de las primarias y del Congreso, más pronto que tarde, y entonces todos podremos hablar y votar, pero eso ya está en nuestros estatutos desde hace dos años, no hace falta vincularlo ahora a ningún nombre propio.

No olvidemos nunca que en estos momentos lo que hace falta es racionalidad y generosidad para construir un proyecto colectivo que vuelva a aunar a la mayoría social de este país. De egoísmo y sinrazón hemos ido servidos, y así estamos. Por mi parte, creo que hay que estar en la búsqueda de la solución, y no en la reincidencia en el problema, y estoy seguro de que somos muchos y muchas quienes pensamos así.