Quédense con el nombre de Carmina porque desde ayer es la protagonista de esta Navidad. Y Carmina nos la regala este año a lo grande, gracias al extraordinario anuncio de la lotería nacional. El mérito es de Santiago Zannou que ha rodado en Villaviciosa una historia de emoción de las que tocan la fibra, de las que hacen llorar y que celebramos mucho más cuando el mundo se ha puesto tan feo. No les quiero adelantar el argumento del spot, pero tiene todos los elementos para que en ese minúsculo tiempo de la publicidad nos dé tiempo a olvidarnos de todo y seguir con ansia la historia de Carmina y ver sobre todo cómo acaba. La traca final es de llanto y de abrazo, como no podía ser menos si se busca la esencia de aquellos míticos spots del Almendro con los que crecimos. El de la lotería de este año guarda la ilusión y la magia de lo cotidiano, del cariño auténtico, sin giros rebuscados que fabriquen sueños imposibles. No hay un calvo que nos traiga la fortuna (en su momento fue de los mejores), pero atrás queda muy, muy olvidado el error de exponer a Caballé, Bustamante, Marta Sánchez y Raphael. No ha sido necesario recurrir a la fama ni a caras reconocidas por todos. Carmina sigue la estela de Justino, aunque ella es de carne y hueso, y representa la única lotería que afortunadamente nos ha tocado a todos: la de tener una madre. Poderla abrazar y recordar que es nuestro gran tesoro.