Moneda de cambio

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

30 nov 2016 . Actualizado a las 08:32 h.

Solo unas horas después de que la Lomce empezase a ser demolida, con la supresión de las denostadas reválidas, un alto cargo de Educación achacó a esta fracasada ley la mejora de los resultados de los alumnos españoles ofrecidos ayer mismo por el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias. Pero si arroja tan buenos resultados, ¿por qué se suspende la ley?, le preguntaron. Y el bueno de Marcial Marín, secretario de Estado, solo pudo decir: «La Lomce sigue vigente y siguen vigentes la cultura del esfuerzo y la cultura de la evaluación». Que es una justificación que rezuma sensatez y rigor.

Como todo lo que se hizo y se hace en educación. Hace meses que sabíamos que las reválidas estaban llamadas a ser aniquiladas y, sin embargo, las defendieron contra viento y marea, contra la opinión unánime de la comunidad educativa, amigos y allegados. Sabían ellos mejor que nosotros que el añorado Wert se había pasado de frenada y que era necesario rectificar. Y, sin embargo, permitieron todo tipo de protestas y la pérdida de muchas horas de clases para acabar ofreciéndola como pieza de cambio antes de hacerse la foto con los consejeros autonómicos. Sacamos los aspectos más polémicos, recuperamos la selectividad y decimos que este es el principio de un gran pacto por la educación, que el país viene reclamando desde hace décadas.

La educación es de una gran utilidad en este país. Se usa como moneda de cambio y como arma arrojadiza. Se echa mano de ella cuando se necesita para poder salir en el telediario o para zurrarle al contrincante. Y mientras, los alumnos tratan de superar las insensateces de estos zotes.