Oviedo (y Asturias) no ama a los peatones

OPINIÓN

15 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A propósito de la contrainformación que han dado estos últimos días las autoridades sin autoridad verdadera, o sea, sin ética, del ayuntamiento y de la Policía Local acerca de las numerosísimas multas que se están imponiendo en Oviedo y que, algunas de ellas, invalidaron y seguirán invalidando los jueces, (esas pseudo autoridades) han alegado en su legítima defensa que las cámaras colocadas tienen la misión principal de proteger a los peatones, alegato que es una impostura patética, porque:

Primero. Los peatones no solo cruzan por los lugares vigilados en las plazas de Castilla, de La Cruz Roja, de la avenida de Santander... Los peatones atraviesan las barreras (vías de circulación de vehículos), sobremanera, por cientos y cientos de otros pasos de cebra que, con desmesurado acierto, nos arrogamos el derecho de calificar, a tantos y tantos de esos pasos, de «engañosos y camuflados». Engañosos porque el pedestre ve y se aventura a penetrar en el sendero, pero camuflados, y, en consecuencia, engañosos, porque el conductor no los ve, o los ve mal, o apenas los ve, y en la noche no resaltan suficientemente la figura del que cruza, habitualmente de oscuro, o no lo resalta en absoluto porque el tiempo ha borrado las rayas blancas. Súmese a esto la bruma y la lluvia.

Segundo. Desconozco las poderosísimas razones por las que los que dicen saber, título académico en una mano y acreditación de oposición ganada en la otra, sitúan los senderos-cebra inmediatamente después de las curvas por las que los coches tuercen en una calle para enfilar otra, que empieza justamente con el sendero pintarrajeado. Desconocido nos es, pero el resultado echa en manos de la suerte el atropello, perfectamente programado pues.

Solo estos dos puntos suponen una hostia al alegato falsario de las pseudo autoridades. Pero que no quede por decir, de inmediato y para terminar, que, en una u otra medida, todas las poblaciones de esta puta región presentan idéntico mapa, así como las carreras y autovías. Si a algunos de los irresponsables que propician esta vergonzosa y hasta criminal política incívica les da por volar a la isla de Tenerife, tal vez comprendan lo antedicho, por pura y simple comparación. ¡Joder, amen un poco al pueblo, aunque sea repintando!