El «sobrevalor» de Meryl Streep

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

10 ene 2017 . Actualizado a las 08:19 h.

Desde que la realidad se ha vuelto de película hay que volver a devorar los guiones clásicos para sobrevivir. Y creernos más que nunca lo que la ficción nos cuenta. Hay pocas actrices que nos hayan relatado con más verdad lo que realmente nos lleva la vida como Meryl Streep. Contenida en aquel amor de madre en Kramer contra Kramer, eterna y seductora en Manhattan; inmensa en la pasión helada que vivió con Redford en Memorias de África; diva implacable como la editora de moda en El diablo se viste de Prada; sutil y arrebatadora en el papel de Francesca en Los puentes de Madison; revolucionaria como Emmeline Pankhurst en Sufragistas; regia como Margaret Thatcher en La dama de Hierro, frágil como una Miss Dalloway del siglo XXI en Las horas... Todas las mujeres, absolutamente todas, caben en esta mujer que desde hace un día se ha convertido en trending topic por tener el «sobrevalor» de coger un micrófono y atreverse a denunciar que «la falta de respeto incita más falta de respeto y la violencia, más violencia». «El único trabajo de un actor es sacar a la luz la vida de personas diferentes; si expulsan a los extranjeros solo veremos fútbol y artes marciales», ha dicho Streep. Y enseguida el señor que ha sido elegido presidente de EE.UU. ha escrito un tuit para ponerla a caldo. Será que me gustan más las películas clásicas, con la delicadeza de las palabras exactas, pero me temo que en este bodrio de telefilme hemos hecho algo terriblemente mal poniendo a Trump a darle la réplica a la enorme Meryl Streep. Por eso creo que deberíamos seguirle llamando magnate; decirle presidente, visto lo visto, es sobrevalorarlo.