El CIS lo explica todo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

08 feb 2017 . Actualizado a las 09:17 h.

Estoy dando vueltas al barómetro del CIS y tropiezo con alguna dificultad para casar sus datos con la realidad política española que percibimos todos los días. En concreto, estas son las aparentes contradicciones entre encuesta y realidad. El Partido Popular, aunque siga siendo el ganador, es el que más baja en intención de voto, a pesar de haberle dado la vuelta a la economía, recibir plácemes del exterior y ver reforzada la personalidad de su líder Mariano Rajoy. El Partido Socialista es el que más sube, a pesar de su crisis, de haberse abstenido en la investidura y de prestar su colaboración a un Gobierno de derechas. Podemos solo pierde una décima, cuando la tradición dice que las desavenencias internas se pagan muy caras. Y Ciudadanos retrocede, a pesar de ser el primero en hacer posible la gobernación y de haber propiciado acuerdos positivos para el país. Está claro que la opinión pública se forma con criterios muy distintos a los que refleja la crónica política habitual.

Pero hay un detalle que se desprende de la evolución del voto del Partido Popular: ¿qué había ocurrido en la primera quincena de enero, que es cuando el CIS hizo su trabajo de campo? Que se publicó el dictamen del Consejo de Estado sobre la tragedia del Yak-42 y Mariano Rajoy, de vacaciones en Galicia, mostró una actitud distante al considerar que habían pasado «muchos años». ¿Y qué ocurrió después de efectuar el trabajo de campo? Que el Gobierno rectificó, Cospedal asumió el dictamen, Rajoy respaldó a su ministra y terminó por recibir a las familias de las víctimas, reconfortarlas y prometerles todo tipo de reparaciones.

Tal cambio de actitud ha sido espectacular. Mi tesis es que no se produjo por casualidad ni por un repentino ataque de sentimiento humanitario. Se produjo porque los responsables del CIS captaron en las entrevistas un fuerte rechazo popular que estaba provocando una caída del voto, encendieron las señales de alarma y se las comunicaron al inquilino de la Moncloa: ojo, presidente, que el electorado le está castigando; ojo, ministros, que el accidente del Yak, aunque hayan pasado tantos años, se produjo cuando gobernaba su partido.

El CIS es un centro oficial que depende de Presidencia y tiene un discreto, pero inmenso poder. No es solo el de auscultar a la sociedad para servir una noticia a los medios informativos, sino algo mucho más trascendente: captar por dónde va la opinión ciudadana para orientar al Gobierno en sus decisiones. Su toque de atención no le dejó al presidente y a la ministra de Defensa (también secretaria general del PP) otra opción que la de ponerse al frente de la manifestación del descontento y hacer la gran rectificación. Eso lo explica todo.