Mal plan Travelplan en Italia

OPINIÓN

17 mar 2017 . Actualizado a las 20:57 h.

Con el de hace unas fechas, son cinco los viajes que hice a Italia y nunca hasta ahora había elegido una agencia para que me lo diera todo hecho. En ocasiones precedentes, bien fuera por motivos profesionales o turísticos, mis estancias por libre discurrieron como las de cualquier viajero que lo hace por su cuenta.

Esta vez, sin embargo, opté por Travelplan. Me pareció el modo más resolutivo y completo de sacar provecho a nueve días de estancia en aquel país, con alojamiento y una permanencia de varias noches en Roma, Florencia y Venecia. El itinerario entre estas ciudades incluía paradas en localidades tan interesantes como Asís, Siena, Pisa y Padua.

Al margen de esta ruta, hice otra con una agencia distinta que visitaba Nápoles y las impresionantes ruinas de Pompeya, un lugar que recomiendo a todo aquel que viaje a Italia y que hasta ahora desconocía. Es muy intensa la emoción que se experimenta al hacer el recorrido por la ciudad que quedó enterrada bajo la ceniza del Vesubio en el año 79 para despertar a la luz muchos siglos después. Eché de menos allí un homenaje bien visible a quienes lo hicieron posible, olvidados también por el guía local.

Gracias a la diferencia de trato entre una agencia y otra pude comprobar que contratar un viaje con Travelplan no es un buen plan. Aparte de carecer de guías locales en las ciudades donde hicimos parada por unas horas, la reiteración y mezquindad de los menús debería avergonzar a sus organizadores, que ni siquiera se preocuparon de que algunos de los desapacibles restaurantes estuvieran caldeados durante los almuerzos y las cenas.

A ello hay que sumar la actitud un tanto grosera del guía italiano que nos tocó en suerte. Después de que desestimáramos hacer una excursión opcional con góndola y violines, se mostró contrariado por perderse la correspondientes comisión y llegó a decirnos que nos aburriríamos en Venecia, cuando con apenas nueve horas de estancia real solo tuvimos oportunidad de disfrutar de un somero aperitivo de todo su patrimonio, resuelto con menos de una hora de guía local y sin entrada (gratuita) a la maravillosa basílica de San Marcos, que por suerte ya había tenido oportunidad de admirar en un viaje anterior.

Mal plan el de Travelplan. No elegiré una agencia tan rácana e informal para mi sexto viaje a Italia, porque -eso sí- las ganas de volver nunca las he de perder a pesar de estas desagradables incidencias. Si las participó al curioso lector es en previsión de que las trate de evitar.