Susana, bien: pero ¿y si gana Sánchez?

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

28 mar 2017 . Actualizado a las 08:41 h.

Hablo con uno de los defensores de la candidatura de Susana Díaz: «Es la mujer más segura de sí misma que he encontrado en mi vida. Y la de mayor optimismo. Tiene muy clara su idea del socialismo en España y en Europa, conoce el partido por dentro y sabe cómo se pueden ganar elecciones en España. Saldrá elegida secretaria general por dos motivos: porque la militancia encontrará en ella el liderazgo que necesita para salir de su estado de postración y porque ha conectado con la llave del éxito, que no es otra que representar e integrar a todos. Es, sin duda, la nueva cara de la socialdemocracia».

Hablo con uno de los detractores: «El problema de Susana es que se cree que todo es tan fácil como lograr la secretaría general del PSOE de Andalucía, donde todo le vino regalado. Conecta con los socialistas andaluces, porque habla su mismo lenguaje, pero España es mucho más compleja y le falta conocimiento popular y mensaje válido para todas las regiones. El españolismo que se aplaude en el sur no se aplaude igual en el País Vasco, en Cataluña, en la Comunidad Valenciana o en Galicia. Y tiene un discurso repetitivo, sin ninguna aportación que se pueda considerar realmente novedosa para curar las heridas del PSOE».

Hablo con un asistente gallego al acto de autoproclamación: «He visto que se tocaban muchas palmas. Eso significa que había una fuerte presencia de público andaluz. Los gallegos y los asturianos y los castellanos y leoneses también tocamos palmas, pero no con tanta cadencia. Para mí que trajo autobuses repletos de partidarios. Pero estuvo bien. Hizo el discurso que tenía que hacer, supo crear esperanza de futuro y logró lo que hacía muchos años que no se veía en el PSOE: el apoyo de todos los que hasta ahora habían sido las familias enfrentadas del PSOE. Ella los une. Y lo que es mejor: desde esa convocatoria transmite a todo el partido sensación de unidad».

Y hablo conmigo mismo: «La presencia de todo el socialismo clásico es un buen mensaje a una militancia con una media de edad elevada. Pero todo el socialismo -¿le llamamos oficial?- agrupado en torno a una sola candidata también tiene peligros. Indica que Pedro Sánchez tiene tanta fuerza, que es precisa esa gran concentración para hacerle frente. Señala que el aparato toma partido, y eso puede provocar alguna reacción en contra, y no sería la primera vez. Y la exclusión fáctica de Sánchez de la familia provoca la pregunta elemental: ¿Y si gana Sánchez? Si ganase Sánchez, no sentiría ningún vínculo con el socialismo que le ha precedido. Tendría más razones para distinguir ‘el socialismo del siglo XX y el del siglo XXI’. Y eso pondría al PSOE al borde de la escisión. Tampoco sería la primera vez».