Los conservadores se arman para el «brexit»

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

19 abr 2017 . Actualizado a las 07:19 h.

Solo había una cosa que hubiese podido impedir que Theresa May convocara elecciones anticipadas: la lástima por sus contrarios. Pero este es un sentimiento raro en política. Con las encuestas otorgándoles a los conservadores, sistemáticamente, ventajas de más de veinte puntos sobre los laboristas, era cada vez mayor la presión en su partido para que la primera ministra aprovechase la ocasión. May, casi patológicamente prudente, ha dudado mucho, pero al final ha accedido. Tiene mucho que ganar. Aparte de la oportunidad de multiplicar su mayoría parlamentaria, que ahora es de solo 17 diputados, la primera ministra se quitará por fin la espinilla de no haber pasado todavía por las urnas. Mientras tanto, al elaborar las listas tendrá la oportunidad de deshacerse de algunos diputados conservadores que se han opuesto a ella, o al brexit, y que podrían causarle problemas cuando haya que tomar decisiones drásticas.

Para los laboristas, en cambio, estas elecciones no pueden llegar en peor momento, con su líder Jeremy Corbyn en niveles de aprobación abismales y en plena purga del sector centrista a manos del izquierdista. Los laboristas se encuentran además en una posición muy complicada para enfrentar el tema estrella de esta campaña, que inevitablemente será el brexit. Aunque durante el referendo apoyaron la permanencia en Europa, el sector corbynista fue entonces muy ambiguo al respecto y, con el tiempo, se ha ido congraciando con la idea de abandonar la UE. Esto es en parte el resultado de la influencia de los activistas antiglobalización dentro del partido, en parte resignación ante lo inevitable y en parte el deseo de frenar la hemorragia de votantes en sus bastiones del norte de Inglaterra, donde el brexit triunfó abrumadoramente. Sea como fuere, la vaguedad y las contradicciones constantes de la cúpula laborista en este asunto no han hecho más que aumentar la desconfianza de sus antiguos electores.

En realidad, el único partido netamente proeuropeo en Gran Bretaña es el pequeño partido liberal demócrata. Precisamente, los lib-dem no han dejado de pedir elecciones anticipadas, seguros de que podrían beneficiarse de un «europeísmo sin voz» que ellos creen muy numeroso. No es eso lo que dicen los estudios de opinión. Y el propio partido liberal demócrata oscila en torno al 11 % de intención de voto. Ayer, significativamente, después de conocer la convocatoria de elecciones anticipadas, uno de sus líderes hablaba ya solo de impedir «un brexit duro», no el brexit en sí.

Es ahí donde May vuelve a tener ventaja. El brexit es irreversible. Lo que se debate es únicamente quién será el encargado de llevarlo a puerto. E inevitablemente, una parte importante del electorado, más allá de los conservadores, considerará que lo lógico es que sea May. Aparte de altamente improbable, una derrota de los conservadores en estas elecciones llevaría al poder a una tensa coalición de laboristas radicales y lib-dem anti-brexit, obligados todos ellos a negociar con la UE un acuerdo en el que no creen. Por eso, y aunque se presenten como unas elecciones, lo que acaba de anunciar May es otra cosa: un requisito más del largo y tortuoso proceso que llevará a Gran Bretaña fuera de la Unión Europea.